Ya tengo un ratito, así que prometido es deuda, Quique.
Además, hoy tengo que estar de "medio baja obligada".
¡Soy la pupas!
Enseguida veréis por qué...
Nada, esta vez no es nada. Sólo que el domingo me quemé en la muñeca derecha (
) y no le hice caso. Me venían diciendo... "¿ya te has curado esa quemadura bien...?" Y yo respondía que sí, que no era nada, que no tenía ninguna importancia. Pero trajinando cosas, ayer me empezó a doler de verdad, así que al final me di cuenta de que se me estaba infectando.
Como dice mi santo padre (
que no sabe nada, eh!! No os chivéis!!!): "Si te estuvieras quieta un rato...."
Yo a esto lo titularía "Aventuras y desventuras de Raquel", no en el GPL Rank precisamente,
pero digamos que el tópic de Gaizka me ha venido también de maravilla para que quizás podáis entender que hay "vicios" ante los que a veces resulta muy difícil resistirse.
El mío lo es, lo fue y lo será la FILOSOFÍA.
Tengo la inmensa suerte de que siempre me puedo "dedicar" a ella aunque no la ejerza. Eso me lo enseñó (y creo que nunca se lo podré agradecer bastante) mi profesor de Filosofía Griega durante el primer año de carrera. Luego repetía asignatura sin parar subiendo los peldaños del Rank en esa especialidad que impartía él, curso tras curso insaciablemente.
Escucharle era desaparecer yo.
Ahora seguro que os estáis diciendo...
"A la Raquel se le está yendo la olla por momentos y a ver cómo sale de ésta..."
¡Pues no!
No se me va la olla, no.
¿Qué pensarías si os dijera que "Paradise" (la canción
), el "principio de SENCILLEZ" de SCHRÖDINGER, y un tremendo "incidente" con una vieja silla giratoria de ruedas, de ésas de escritorio, están íntimamente relacionados?
A ver si sé deshacer la ecuación o comprender el principio intuitivo.
Que la filosofía sea un "vicio" (entiéndase "pasión"
) no quiere decir que siempre puedas dedicarle los ratos que desearías.
Ni que estés en disposición o motivada a tope
porque haya algo que te lo sugiera sin poder evitar tirarte de lleno en la zambullida de esos pensamientos.
Así pasó una noche.
Me empeciné sin descanso en que quería entender la ecuación de
SCHRODINGER. Me apetecía un montón y ya está.
Sin más razón.
Estuve mucho rato (mientras todo el mundo dormía y había silencio en mi casa
) en la mesa de la cocina
con un montón de libros marcados y entreabiertos, leyendo y releyendo cada párrafo, y la tira de papelillos de los míos en los que escribía con un lapiz "el paso a paso" y los resultados
delirantes de mis resoluciones o la intuición de lo que iba captando.
¿Os soy sincera? ¡ME LO ESTABA PASANDO PIPA!
Empieza "la película de terror" (
<--- es así, no, Gaizka???
).
La 1ª vez que yo "oí" hablar de SCHRÖDINGER fue a mi amigo Juan Luis (no "nuestro Juan Luis", eh!). Él estudiaba 1er curso de Ingeniero Aereonáutico y yo COU. O quizás un poco más abajo, da igual.
Es una persona muy, pero que muy pragmática, intuitiva, sistemático (¡es ingeniero de sistemas!
) y... parece... mi polo opuesto.
Cuando un día en Madrid (uf! hace años!!!
) me dijo que le gustaba Kenny G, yo no me lo podía creer. Me dejó más fundida que al electrón de Shrödinger.
Cosas del pensamiento...
cuando ya había llenado un montón de papelillos y "se me cerró" la mente, de pronto fui a buscar el CD de "Paradise" para escucharlo, mientras paseaba con la sillita de ruedas dándole vueltas a la cabeza. Pero iba sentada al revés (al estilo de las pelis del Oeste, para que me entendáis). Paré y me recliné sobre el respaldo de la silla para estirar la espalda contracturada, con tan mala pata que la silla se venció hacia adelante y mi caída da fue parando el mueble de la cocina y el horno empotrado.
Recuerdo cada golpe: en la frente, en la ceja, en la mejilla (los cortes), en la mano colocada al revés y en la rodilla. Seguía sonando "Paradise"
Me levaté y sólo vi sangre...
... no sabía lo que me había hecho...
Me limpié un poquito, y fui directa al espejo del cuarto de baño. ¡Ahí me asusté al ver cómo me sangraba la mejilla y el corte!
No entiendo cómo a Nito (mi marido) no le dio un "telele" cuando tuve que ir a despertarle y decirle... "necesito que me ayudes... pero no te austues que no es nada, te lo juro!!"
A la mañana siguiente me cayó una bronca de mil demonios porque yo sola me apliqué las "curas", aunque reconocieron que no se podía hacer nada más.
En mi cara sigue estando "la huella" de Schrödinger". Pero yo me "vengué" después de él.
Todo el mal recuerdo quedó en un cuento que escribí para "mi novela".
Sé que nunca la acabaré. Ni siquiera me apetece retomarla. Pero también forma parte de mí.
¡Y esto es todo!
PD: Ya me lo pego yo...
¡Por rollera!