Aunque a primera vista pudiera parecer una pista sosa al tener tan pocas curvas, la verdad es que Monza tiene una gran personalidad y además, con esta configuración, un ritmo precioso. Por otra parte es la gran catedral del automovilismo y por ende de la velocidad al ser, incluso con las criminales chicanes de hoy en día, uno de los circuitos más rápidos del mundo. Servidor, que ha tenido la suerte de visitarla, sólo puede decir que aún me emociono al recordarla: el peralte sigue allí, desvencijado y viejo y también el muro en Della Roggia, tal y como aparece en el GPL y el ambiente te dice que estás en un sitio especial, el “autodromo” por antonomasia.
En Monza, como buen circuito ultrarápido, el secreto es pisar a fondo el máximo tiempo posible. Para lograrlo lo más importante es la salida de las curvas y no tanto la entrada, hay que prestar atención, obviamente, a las curvas que desembocan en las rectas más largas, a saber (por orden de importancia): la segunda Lesmo, la Parabólica y la Curva Grande. Otro cosa a tener en cuenta para lograr un buen tiempo es alargar al máximo las revoluciones y no cambiar a una marcha superior hasta que la aguja llegue a la zona roja, es más peligroso para la vida del motor, pero al menos para las calificaciones, se lo puede uno permitir.
En la recta de meta (yo suelo meter quinta justo tras pasar por la línea de meta) iremos a fondo pegándonos bien a la izquierda para la Curva Grande. Para esta curva freno un poco antes de las marcas de neumáticos en el asfalto (donde se ve un camino auxiliar de asfalto a la derecha de la pista) y reduzco a cuarta sin soltar apenas el acelerador. La cuestión es mantener tanto gas como se pueda a través de toda la curva. Tras la frenada (cortísima) y la reducción de marcha, hay que controlar el pequeño coletazo y pegarse al bordillo (sin tocarlo, claro) y dar tanto gas como sea posible. Se sale de la curva muy a la izquierda, con grave riesgo de tocar el césped (que normalmente provocaría una salida de pista por el lado contrario) pero aun así hay que salir en cuarta casi casi a tope de vueltas y dirigirse hacia la derecha de la pista para trazar el siguiente giro en Della Roggia el cual se pasa a fondo y habiendo metido quinta justo antes de trazarla. No tiene mayor problema.
Desembocamos entonces en una pequeña recta que finaliza con la primera Lesmo, una curva a derechas bastante complicada para mí. Es difícil juzgar el punto de frenado (más o menos por donde las marcas en el asfalto) pero hay que frenar fuerte y, sobre todo, bajar de marchas (hasta segunda en mi caso) tan rápido como sea posible. Para pasarla rápido hay que aprovechar para colocar el coche al soltar el freno y dar gas a la vez, ajustándose al bordillo y con cuidado con los quitamiedos a la salida. Una vez más, demasiado gas demasiado pronto y es fácil perder el control. De todas formas esta curva es de las “no importantes” así que recomiendo usarla para ir concentrándose para la segunda Lesmo, la curva más importante del circuito para lograr un buen tiempo.
Como curva de las importantes más vale frenar demasiado pronto que demasiado tarde, lo imperativo es salir bien, recto y con posibilidad de dar gas a fondo en seguida. Para ello yo suelo frenar algo antes de una mancha muy oscura en el asfalto, no hace falta frenar demasiado ya que no se llega a mucha velocidad (yo sigo en segunda desde la primera Lesmo). El sistema es el mismo que en la curva anterior: colocar el coche al soltar el freno y dar gas para equilibrar, salvo que en ésta hay que ir con más cuidado no porque sea más difícil (de hecho es algo más abierta) sino porque es más importante para el tiempo por vuelta. Cuidado en la salida con la prisa al dar gas y también con el seto a la izquierda.
Ahora llega la zona rapidísima: muchos segundos con el pie en la tabla hasta llegar a la Parabólica. Yo suelo meter tercera en Serraglio, cuarta al comenzar la bajada para pasar bajo la zona peraltada que no se usa, y quinta al subir justo antes de Ascari. Ascari es una de las curvas más divertidas y emocionantes del GPL al ser en quinta a fondo. Es importante afrontarla desde bien a la derecha y girar antes de lo que el instinto te dice. El secreto es pegarse bien al césped por el interior a la izquierda y, aunque parezca una paradoja, girar lo menos posible. Para ello, enderezar el volante en cuanto se pueda y usar toda la pista, incluyendo la pista auxiliar que se une a la principal por la derecha a la salida de la curva (cuidado con el quitamiedos).
Una vez pasada Ascari seguimos a fondo hasta la Parabólica, la curva más difícil del circuito y la segunda más importante. Para abordarla nos pegamos bien a la izquierda y empezamos a frenar a la altura de un cartel de publicidad que está de espaldas a la izquierda, reduciendo en mi caso hasta segunda. De todas formas es preferible, como en la segunda Lesmo, frenar un poco antes de la cuenta (aunque tampoco mucho ya que venimos de la “recta” más larga y hay que aprovechar la velocidad máxima), ya que bloquear las ruedas en frenada suele significar un recto y la arena de la escapatoria es muy “pegajosa”. Otra dificultad, aunque no hayas bloqueado las ruedas, es meter el coche en la curva, yo lo hago, cuando me sale bien, buscando el interior pronto y, a partir de ahí, una vez que se ha soltado el freno con muchísimo cuidado ir dando tanto gas como sea posible muy muy cuidadosamente. Es una curva que se abre luego te va pidiendo que le des cada vez más gas pero, repito, con mucho cuidado, esta es otra de esas curvas que es imperativo no fallar. Una vez rectos para la recta de meta dar gas a fondo, con cuidado al salir por la izquierda de la pista con el quitamiedos rojo, apurando al máximo las marchas. En calificación, no meto quinta hasta que no he cruzado la línea de meta.
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