Un día en las carreras - Carreras de coches

Charlas generalistas sobre los campeonatos, y simuladores, y pachangas, y...
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F399
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3. GP España 1999, Montmeló. A pelouse

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Por primera vez iba a ir a un GP por iniciativa propia y organizándonos por nuestra cuenta. Mi hermana ya vivía en Barcelona, así que fuimos los tres, ella, mi cuñado Chema y yo, y decidimos cambiar de aires y probar la pelouse, eso sí, al final de recta de nuevo con la esperanza de poder ver algún adelantamiento. La verdad es que en pelouse se pasa bien, el ambiente es inmejorable pero es muy incómodo y cansado, además de tener que ir tempranísimo para pillar un sitio decente.

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Para el sábado nos lo tomamos con calma y llegamos justo a tiempo para ver la clasificación. La gran diferencia con los dos grandes premios anteriores a los que había asistido es que esta vez, además de con ganas de ver los Ferrari, iba con mucha ilusión de ver por fin a dos españoles en la F1, cosa que no pasaba desde Pérez-Sala y Adrián Campos. Y allí estaban Marc Gené y Pedro de la Rosa. Por éste último siempre había sentido debilidad y le había seguido lo poco que entonces se podía en su peregrinar con el Racing for Spain y luego en Japón. El año anterior recuerdo lo mucho que me emocionaba verle en los anuncios de Repsol vestido de Jordan al ser probador. Y ahora por fin era piloto titular oficial de un equipo de F1, Arrows. Estaba convencido de que era un campeón del mundo en potencia, y lo sigo pensando.

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De la Rosa titular en un F1 ¡al fin! Con el Arrows en clasificación.

Recuerdo que los entrenamientos fueron emocionantísimos y que yo corría de un lado a otro en busca de una buena foto, intentando ver en una pantalla gigante cómo iban los tiempos o escucharlos por la megafonía del circuito. Finalmente la pole fue para Hakkinen aunque Irvine quedó a menos de dos décimas demostrando que aquel año estaba en forma.
Después nos acercamos a los puestos de merchadising que había tras la tribuna principal en la recta de meta y compré una gorra de las chulas y una bandera de Ferrari. También allí pudimos ver de cerca los McLaren y Arrows que estaban en exposición, toda una experiencia:

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McLaren MP4/14 y Arrows A20 en la zona de merchadising.

Volvimos a la pelouse para ver la carrera de F3000 que resultó entretenida, aún así nos fuimos antes de que acabara para descansar para el madrugón del día siguiente: había que coger buen sitio.

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Toques y emoción en la salida de la carrera de la F3000.

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La fogosidad juvenil puede acabar así...

A la mañana siguiente madrugamos muchísimo para estar en el circuito prácticamente cuando abrían las puertas, gracias a eso pudimos ponernos un buen sitio y acomodarnos dentro de lo razonable. Temprano se estaba bien pero conforme las horas pasaban todo empeora: más gente, más calor y más impaciencia... Lo único que esperaba con cierto interés antes que la propia carrera era ver a los pilotos pasar delante de nosotros. Pensaba que sería como había visto en algunas fotos de otros GP, que pasarían todos piloto a piloto en algún descapotable, pero no, iban todos montados en la plataforma de un camión, con lo cual apenas si podía uno distinguirlos...

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Tras unas largas horas de espera, la tensión al fin fue creciendo conforme se acercaba la carrera. Y, al fin, la salida. Irvine salió tan mal que no sólo consiguió que Villeneuve le adelantara, sino que además taponó a Schumacher quedando ambos tras el canadiense. Eso marcaría el resultado de la carrera y el que apenas hubiera emoción en ella. Cuando Villeneuve entró a boxes, la carrera ya estaba perdida para los Ferrari. El doblete de McLaren fue indiscutible, para regocijo de mis vecinos finlandeses que no dejaron de celebrarlo durante toda la prueba con su nevera cargada de cervezas. Eso sí, me encantó el ambiente de cordialidad con estos mismos aficionados que, con recochineo pero con gran sentido del humor, me anunciaban cada vez que Hakkinen marcaba vuelta rápida (llevaban unos auriculares en los que se podía oír el relato de la carrera en castellano/catalán o inglés: me hice propósito de llevarme mi walkman el año siguiente para estar enterado de todo eso). Cuando los McLaren se habían distanciado irremediablemente y Hakkinen rodaba cómodamente en solitario a pocas vueltas del final, mi vecino finlandés me daba un pequeño codazo y me decía “great car, eh”, yo no podía más que darle la razón... Lo cierto es que me sorprendió la aparente camaradería entre todos los aficionados que por allí andábamos sin importar a quién animáramos. Al principio vi con cierta incomodidad y hasta miedo el que se me sentaran al lado unos finlandeses de McLaren pero, a la hora de la verdad, todo fue estupendo y, como digo, hasta nos hicimos amigos. Me gustó mucho.

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La salida. Hakkinen ya toma ventaja.

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Villeneuve taponando a los Ferrari y hacicendo imposible una ya de por sí improbable victoria.

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Schumacher en su precioso F399 en los últimos compases de la prueba. La fotografía no es lo mío...

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Pedro finalmente logró una muy meritoria 11ª posición.

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Todo el mundo recogiendo para el duro regreso. Servidor luciendo camiseta, gorra y banderas nuevas.
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F399
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4. GP España 2000, Montmeló. Al “Estadio”

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El año 2000 nos inclinamos por ver las carreras desde la comodidad de un sitio sentado y numerado. Como teníamos gana de cambiar de visión en el circuito optamos por ir a la zona del estadio donde podríamos ver el final de la recta de atrás con la esperanza de poder ver algún adelantamiento.
El sitio nos gustó mucho y ya seguimos yendo allí en los años venideros.

Aquel Gran Premio ya sí que tenía grandes esperanzas de ver una victoria de Ferrari al fin, más aún cuando tras la clasificación Schumacher marcó la pole por un suspiro. Además, Pedro de la Rosa (en su más destacada temporada en F1) calificó nada menos que ¡noveno! ¡con un Arrows! Alucinante. Desgraciadamente todo acabaría frustrándose...

Tras esta emocionantísima calificación que disfruté muchísimo, casi tanto como una victoria, con un último intento de infarto de Hakkinen, comimos sentados en un césped fuera de la grada un bocadillo comprado a precio de oro en una de las casetas que por allí había. Todo parecía más civilizado que en pelouse, la verdad es que todo era más cómodo en general.

Volvimos a nuestros asientos para ver parte de la carrera de F3000 (siempre nos íbamos antes de que acabaran para evitar atascos de salida). Este año había un español que había leído que era una auténtica maravilla: Fernando Alonso. Pero no una de esas promesas que se quedan en nada, les decía a mi hermana y a mi cuñado, este tipo dicen que es bueno de verdad, de los que van para campeones del mundo. Lo cierto es que Alonso, aquella tarde, aunque no consiguió un buen resultado –mejoró mucho al final del Campeonato pero aquel día quedó 15º- sí que dio un espectáculo digno de verse. A cada paso por la gran frenada de la recta de atrás que da entrada al estadio o bien adelantaba a alguien o bien lo intentaba aunque se fuera a la grava en el intento. Los pocos que quedábamos lo pasamos de miedo aplaudiendo y animando; aquel Astromega color pistacho con la publicidad de Telefónica parecía conducido por un fuera de serie, sin duda. Finalmente tuvo una excursión más grande y quedó descolgado y sin posibilidades por lo que nos fuimos. Creo que es la vez que más tiempo nos quedamos a ver una carrera de F3000 en todos los grandes premios que he ido a Montmeló a pesar de las ganas que teníamos de volver a casa para descansar.

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Finalmente De la Rosa salió desde la última posición por una irregularidad en la gasolina de su coche, además, en carrera, apenas si duró un par de vueltas: se retiró tras un incidente con otro piloto, si no recuerdo mal. Un jarro de agua fría al que se añadió la pérdida de la carrera por parte de Ferrari. Schumacher parecía tenerlo todo bajo control desde la salida, con Hakkinen pegado tras él pero sin problemas para aguantarle. Luego se torció todo en el segundo y último repostaje: se llevó por delante al tipo de la manguera (a la sazón el jefe de mecánicos, el luego desafortunadamente famos Nigel Stepney) y le pusieron un neumático trasero con un pinchazo lento. Hakkinen salió por delante en su segunda parada, claro, y Coulthard no tardó en adelantarle. Estaba claro que hasta había perdido el podio así que entró a boxes a cambiar las ruedas, no sin antes molestar a su hermano justo frente a nosotros facilitando que Barrichello adelantara al pequeño de los Schumacher haciéndose con la última plaza del podio. He de reconocer que esta acción, tan espectacular con tres coches en paralelo, empecé a verla en la pantalla gigante, sin darme cuenta de que estaba pasando delante de mis narices... es lo malo de disponer de pantalla... Por suerte vislumbré a malas penas el final de la maniobra, pocas veces se ven tres coches tan juntos en una curva.

Así que nada, al final doblete McLaren y De la Rosa retirado, mi gozo en un pozo. Aquel año tampoco hice fotos así que lo único que puedo mostrar ya es la entrada:

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5. GP España 2001, Montmeló. Victoria Ferrari al fin

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En el 2001 repetimos en el mismo sitio, la tribuna G, que el año anterior nos había gustado tanto. Esta vez los alicientes eran muchos: la esperanza de ver por fin en directo una victoria de Ferrari, el debut de De la Rosa como titular ese año en Jaguar y ver a Alonso en F1 con Minardi que, aunque muy atrás por culpa del coche, estaba teniendo una actuación muy destacada para el aficionado atento.

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Este año lo cierto es que la carrera llegó para mí en muy mal momento. Justo el fin de semana anterior había empezado a salir con la que se convertiría en mi mujer y, lógicamente, tenía más ganas de estar con ella que cualquier otra cosa pero, claro, no era cuestión de desperdiciar la entrada. Recuerdo claramente lo mucho que estaba deseando volver a casa para darle el regalo que le compré: una preciosa pluma de Ferrari.

En entrenamientos la cosa fue bien para Ferrari (pole de Schumacher) y para Alonso (calificó 18º, muy por encima de las posibilidades de su coche) y bastante mal para Pedro de la Rosa, que calificó 20º cuando su compañero Irvine lo había hecho en decimotercera posición. Aún así, el domingo estábamos llenos de esperanzas y con ganas ver qué pasaba finalmente. A mi hermana, mi cuñado y a mí se nos unió un amigo de mi cuñado, estos dos últimos enfundados en sus flamantes camisetas de Jaguar para animar a De la Rosa; yo, como siempre, con mi camiseta de carreras de Ferrari esperando verles al fin ganar en directo.

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Bueno, qué decir de aquella carrera, además de que Pedro de la Rosa se retiró enseguida por un toque con Frentzen... pues es muy fácil resumirlo: fue la carrera en que Hakkinen rompió en la última vuelta dejándole la victoria en bandeja a un Schumacher que se arrastraba con problemas de neumáticos desde hacía tiempo.

Recuerdo perfectamente como, a falta de unas pocas vueltas para el final, mi hermana me preguntó “Esto está ya todo decidido ¿verdad?” “Pues sí”, le dije. “Entonces voy al aseo y así en cuanto acabe nos vamos directamente” “vale”.

Entonces... última vuelta, en las pantallas gigantes se ve el McLaren de Hakkinen humear y salirse al césped lentamente: ha perdido la carrera. Todo el mundo en la tribuna grande se pone en pie con gritos de sorpresa. Al poco pasa por delante de nosotros Schumacher que va a ganar la carrera, los ferraristas lo celebramos por todo lo alto pero, como el propio Schumacher, luego lo sentimos tanto por Hakkinen que, cuando en la vuelta de honor Coulthard trae sobre su coche al desafortunado finlandés los aplausos son mucho mayores y, sobre todo, muy emotivos. Me reconforta ver que todo el mundo le aplaude.

Mi hermana ha tenido la suerte de regresar de los aseos justo cuando todo el mundo se ponía en pie al ver la retirada de Hakkinen y cuando regresa a su asiento junto a mí me pregunta incrédula “¿Hemos ganado?” “¡Sí, sí!”.

Al fin hemos ganado, de la más insatisfactoria de las formas pero, egoistamente, yo sólo puedo pensar: “Por fin he asistido a una carrera ganada por Ferrari”.
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6. GP España 2002, Montmeló. Primera carrera con mi futura esposa

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Dentro del aplastante dominio de Ferrari en la temporada 2002, ésta carrera no tuvo nada de especial, salvo la retirada de Barrichello en la salida por problemas en la caja de cambios. Si no hubiera sido por eso, todo parecía indicar que hubiéramos vivido un claro doblete de la Scuderia. Por lo demás, Alonso estaba en su año de probador con Renault después de supuestamente haber rechazado una oferta de Ferrari y el pobre Pedro de la Rosa hacía lo poco que se podía con el infame R3. Y, claro, Schumacher ganó fácilmente con 35 segundos de ventaja sobre el segundo clasificado.

Para mí, lo más importante esta vez fue el que la que ahora es mi mujer me acompañó por primera vez a una carrera de F1 y me gustó muchísimo el explicarle los entresijos de este apasionante mundo y, sobre todo, contemplar sus reacciones ante el espectáculo de las carreras y, sobre todo, el sonido inenarrable de estos coches.

No tengo mucho más que contar, así que ahí van las fotos que hicimos aquel año:

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El sublime F2002 pilotado por Michael Schumacher durante los entrenamientos del sábado.

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Mi novia y yo justo antes de vivir nuestra primera carrera juntos, con victoria de Ferrari, claro.

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El pelotón se encamina hacia sus posiciones en la parrilla para la salida.
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Mañana Monza...
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7. GP Italia 2003, Monza. Il cuore dice Ferrari

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Publicado en el foro de Pedro de la Rosa en septiembre de 2003

Me apropio del título del número previo al GP de Italia de Autosprint para hacer un resumen de mi experiencia este fin de semana en Monza. Pero el corazón de Monza no sólo dice Ferrari, dice también Automovilismo.

Luego con más tiempo os contaré todo con detalles, no sé si a vosotros os interesará leerlo pero yo tengo muchas ganas de escribirlo.

Cerca ya de casa le destaqué a mi mujer las tres cosas que más me habían emocionado y que os dejo como adelanto de lo que más adelante escribiré: ver pasar los coches TAN rápido TAN cerca, ver y tocar la pista peraltada y, por último, poder caminar por el asfalto de la pista del autódromo una vez acabada la carrera.


Viernes, 12 de septiembre de 2003

Llegamos por la tarde a Milán y después de descansar un poco no tuvimos ganas de ir a la estación Milano Centrale para ver los horarios a Monza para el día siguiente pero sí que paseamos en dirección al Duomo. Antes de llegar a la plaza donde está la Scala pasamos por delante de un hotel. En la puerta habían aparcadas dos furgonetas de Williams. Había dos tipos con uniforme del equipo consultando unos papeles. De vuelta del Duomo hacia el hotel empezamos a ver pasar uno tras otro varios BMW de color negro con la pegatina del equipo Williams en las puertas traseras. Llevaban chófer y detrás iban peces gordos muy bien vestidos, supusimos que iban a alguna cena en el hotel que habíamos visto antes. Más adelante también nos cruzamos con una furgoneta de Michelin y otra de Renault.


Sábado, 13 de septiembre de 2003

A las nueve y cuarto de la mañana nos plantamos en la Milano Centrale y sacamos el billete de ida y vuelta para Monza, sin embargo el tren no salía hasta las once y media. Intentamos ver en los paneles cualquier referencia al tren pero no la había, de todas formas, como quedaba aún mucho tiempo nos fuimos a dar una vuelta y tomar algo para hacer tiempo. Cuando quedaba media hora volvimos a entrar en la estación pero en los paneles seguía sin aparecer nada de Monza. Por suerte ya se veían bastantes aficionados con camisetas tanto de Ferrari (como nosotros) como de otros equipos. Todos nos preguntamos los unos a los otros pero ninguno parecía estar demasiado seguro de qué tren iba a Monza. Vimos el típico viejecillo con su gorra Ferrari, su camiseta Ferrari, su chaleco y sus gafas de sol y con un periódico italiano bajo el brazo. Decidimos que le seguiríamos hasta el tren en que se montara. Al final resultó que había dos trenes que salían con cinco minutos de diferencia a Bérgamo y que por lo visto paraban en Monza, preguntamos a unos caribinieri y nos dijeron que sí, que esos dos iban a Monza, nos montamos en el primero, en el mismo vagón del viejecillo.

Sorprendentemente el tren llegó a la estación de Monza en diez minutos. Allí había unos autobuses con destino al autódromo que se llenaron en un momento. Tras atravesar el pueblo, bastante bonito, el autobús entró en el Parco di Monza, espectacular, con sus palacetes semiruinosos y amplísimos campos de césped y arboledas. Nada más bajar del autobús se nos echaron encima los reventas. Seguimos las indicaciones, unos bonitos carteles de fondo blanco con una rueda dentada en azul y el dibujo del circuito (incluída el anillo peraltado) en rojo dentro de ella, con la leyenda Autódromo di Monza. Ya había bastante ambiente y todos nos pegamos la gran caminata hasta llegar a las puertas del circuito. Curiosamente más cerca del circuito ya no había reventas intentando venderte entrada sino otros tipos que los intentaban comprar al grito de “compro biglieti”. También se oían ya motores rugir: eran los de la copa Porsche.

Nada más entrar en el recinto del circuito se veía un pequeño tramo de la recta principal por el que los Porsche eran sólo unas ruidosas manchas que apenas daba tiempo a ver entre dos tribunas inmensas. Había grandes puestos de merchadising, de Vodafone, Jordan, Mercedes, Michelin, Renault, un simulador Play Station y los típicos puestos de comidas y bebidas. Me hice con el programa oficial de la carrera y nos dispusimos a buscar un sitio desde el que ver los entrenamientos.

Como llevábamos la entrada “general” (abonamento circolare) estábamos un poco perdidos y teníamos aún que ver dónde podríamos ponernos. Cada tribuna tenía su correspondiente valla y su control con lo cual no se podía uno poner abajo de éstas de pie, como yo había pensado en un principio. Anduvimos en dirección hacia la primera variante y enseguida encontramos un tunel para pasar a la parte de dentro del circuito. Pegaditos a las vallas y tras superar las últimas tribunas de la recta de salida/llegada nos encontramos con la mítica zona peraltada que se perdía entre las vallas de la última tribuna y los coches de los comisarios que allí estaban aparcados, luego se metía de lleno entre la arboleda.

Para poder continuar hasta la primera chicane habría que superar la peraltada por algún sitio, así que la seguimos, casi se podía tocar su superficie y no podía uno más que imaginar aquellos diminutos monoplazas de finales de los cincuenta y principio de los sesenta circulando a toda velocidad por aquella pendiente increíble. La superficie parece más de cemento que de asfalto y los quitamiedos parecen de juguete, viejos y oxidados. Finalmente había un tunel para pasarla y poder continuar por el perímetro interior del circuito. Pero, habiendo seguido esta parte curva estábamos bastante lejos de la pista en la que seguían corriendo los Porsche.

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Posando bajo el gloriosamente desvencijado peralte de Monza

Seguimos a otros aficionados en lo que parecía una excursión por el monte a través de la maleza por pequeños caminitos de tierra y teniendo que saltar troncos o pasarlos por debajo. Llegamos por fin a las vallas y tras ellas, muy cerca, la pista, con más peralte de lo que se podía uno imaginar por las fotos y vídeos. La Curva Grande. Ver pasar los Porsche por primera vez por allí fue alucinante, iban rapidísimos y con un ruido tremendo. Me parecían más rápidos de lo que había visto a los F1 en Montmeló (nos solemos poner por la zona del Estadio). No dejaba de repetirme en la cabeza “la Curva Grande, la Curva Grande”. El sitio era bueno y, puesto que estaba algo elevado con respecto a la pista, se veía bastante bien, pero pensé en probar si se podía ver algo más cerca de la primera variante así que caminamos bordeando la pista de nuevo en dirección a la meta. Encontramos un sitio genial desde el que se veía la frenada para la chicane, como la pasaban y salir en aceleración. Estábamos debajo de los grandes cartelones de Vodafone a la espalda de donde estaban dos comisarios y un bombero. Al otro lado de la pista, enfrente nuestro, había una gran tribuna y, caminando un poco más hacia la recta principal estaba la otra gran tribuna interior con su pantalla gigante al lado que nos vino muy bien para ir sabiendo cómo iba la calificación.

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Mi ya esposa frente a la impresionante tribuna de la Prima Variante.

Cuando pasó el primer fórmula 1 fue la experiencia más fuerte que he vivido nunca, apenas estaríamos a unos diez-quince metros de por donde pasaban y el ruido era tan grande que se me encogió el estómago. La Warm-up se nos hizo cortísima, no parábamos de sonreír porque simplemente parecía imposible estar TAN cerca de los coches, llamamos por teléfono a uno de nuestros sobrinos para que escucharan el increíble ruido. Mención aparte merece otra cosa: de repente la grada de enfrente entra en ebullición, se oyen bocinas, aplausos, gritos y muchos se ponen en pie: viene un Ferrari. El rugido del público es impresionante al pasar a su lado uno de los monoplazas rojos, cualquiera de los dos.

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Un Ferrari se aleja de nosotros acelerando a fondo. Imposible estar más cerca.

La calificación me pareció mucho más aburrida debido a su formato actual, hasta que no empiezan a salir los “grandes” se hace eterno. Menos mal que nos dio algo de emoción el ver si conforme iban saliendo superaban a Gené. Me gustaría destacar lo educado que me pareció el público en la tribuna. Aplaudían a casi todos los pilotos, con más cariño a Trulli y a Fisichella, claro, pero también me sorprendió lo mucho que aplaudieron a Button, Raikönen y Panis, entre otros. Fue muy emocionante el final de los entrenamientos, cómo se celebraba con un gran grito colectivo el que Schumacher consiguiera el mejor tiempo en cada parcial. Luego le llegó el turno a Montoya y viendo la reacción de la tribuna sabías que no había mejorado el tiempo de Schumacher en el primer parcial, tampoco en el segundo... corrimos hacia la pantalla gigante y, cuando apareció el número 2, todo el circuito se volvió loco. Se me ponen los pelos de punta sólo de recordarlo.

De nuevo paseo por el bosque para volver, no sin antes fotografiarme también con la parte exterior de la zona peraltada. Volvimos a la zona de venta de merchadising para comprar unos encarguitos y curiosear un poco. Entonces regresamos a la zona exterior del circuito, nos compramos algo de comer para estar preparados para la gran caminata, saliendo por la puerta de Vedano en busca de la parada del autobús lanzadera que nos devolviera a la estación de Monza. Había bastante atasco a la salida del circuito y así pudimos caminar al lado a furgonetas de muchos equipos (todos con cristales ahumados) y de cochazos con los típicos VIP. Después de desandar lo andado por la mañana llegamos a Cavriglia Rai, donde esperaban los autobuses gratuitos hasta la estación de Monza. Agotados llegamos a la Milano Centrale y nos dirigimos hacia el hotel, pero antes de llegar unos señores nos preguntaron por el precio de la entrada general y una elegante señora madura nos congratulara diciendo algo que no entendimos pero que supusimos que era felicidad por el buen resultado de Ferrari. Nos delataban las camisetas y la cara de cansancio.

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En el exterior del peralte.


Domingo, 14 de septiembre de 2003

El domingo todo fue más fácil para llegar al circuito. Había trenes gratuitos cada media hora que te dejaban a un paso de la entrada de las curvas de Lesmo. Obviamente estos trenes eran fáciles de reconocer pues todo el mundo llevaba algún tipo de indumentaria relacionada con la F1, además de que ahora sí que ponía en los paneles de la estación “Autódromo”. Cogimos el tren a las nueve de la mañana para ver si podíamos encontrar un buen sitio junto a la primera chicane. El trayecto duró media hora. Antes de entrar en el circuito propiamente dicho compramos tapones para los oídos y la comida. Entramos al circuito por la entrada de Lesmo. Inmediatamente tuvimos que pasar por un tunel bajo la pista hacia el interior del circuito, o sea, de excursión al parque otra vez.

El sábado por la noche al acostarnos cayó una gran tormeta sobre Milán, o por lo menos se oían unos truenos grandísimos, pensamos en la pobre gente que esa misma tarde llegaba al circuito con sus sacos de dormir dispuesta a pasar allí la noche. Enseguida comprobamos que no les había ido tan mal. Una vez en la parte interior del circuito pudimos ver la primera curva de Lesmo, que también me hizo mucha ilusión, sobre todo teniendo en cuenta que, debido a que el sábado habíamos llegado al circuito mucho más tarde de lo que hubiéramos querido, no había podido ver ni la Parabólica ni la Variante Ascari. Por supuesto, todos las vallas interiores de las curvas de Lesmo estaban ocupadísimas. Más que un circuito aquello parecía un domingo por la mañana en un macrofestival de música alternativa, había gente durmiendo a pesar del ruido de los Maserati que entonces circulaban por la pista, otros haciendo fuego, otros con su barbacoa haciendo carne, los más afortunados dentro de tiendas de campaña y otros muchos haciendo “gradas” a base de clavar ramas de los árboles en otros árboles o haciendo entarimados junto a las vallas. Por supuesto, todos las “gradoni” (pequeñas gradas gratuitas para los de entrada general) estaban ya ocupadas, y nosotros que pensábamos que habíamos ido temprano... Incluso amplias zonas de valla estaban acotadas con cuerdas y plásticos acotando zonas “reservadas”. Lo cierto es que había buen ambiente, pero un poco tiradillo. Con razón se quejan los ecologistas, concluimos mi mujer y yo.

Seguimos avanzando pegados a la valla en dirección a la Curva Grande, pasando previamente por la segunda variante. Todo estaba ocupadísimo. Por fin vimos una parte bastante desocupada y además en alto, justo enmedio de la Curva Grande. Nos extrañó en un principio que no estuviera tan ocupada, pero estaba claro; resulta que era una zona justo detrás de la que usaban los comisarios para dejar sus coches y por tanto estaba algo más lejos de la pista, es decir, la valla que teníamos delante no era la que separaba al público de la pista sino que antes de ésta estaba el aparcamiento (pequeño) y enseguida la otra valla, y los quitamiedos. Lo bueno es que, como he dicho estaba en alto, y por tanto se veían los coches bastante bien. Sobre todo por el hueco sin quitamiedos que estaba a nuestra izquierda, un poco más allá, sobre el asfalto en forma de túnel estaba el anuncio de Canon. De todas formas, antes de aposentarnos definitivamente, nos acercamos a donde habíamos visto los entrenamientos por si caía la breva y había sitio. Pero obviamente, no lo había.

Regresamos al sitio que antes he descrito y nos sentamos a esperar. Una vez que acabó la carrera de los Maserati tuvimos la espera más larga hasta que a las once y cuarto pasaron los pilotos en el camión de la FIA, visto y no visto. Schumacher iba saludando al público, Alonso creo que sentado dándonos la espalda. Pronto empezó la carrera Porsche que fue accidentada, que tuvo que entrar el Safety Car en dos ocasiones. Luego otra gran espera hasta que abrieran el pit lane y pasaran los F1. Con el sistema nuevo supongo que han de ahorrar gasolina pues salvo uno o dos, todos pasaron una sola vez.

La tensión empezaba a crecer y a las dos todo el mundo se puso en pie al oírse el atronador ruido de los monoplazas para la vuelta de calentamiento. Después el silencio se hizo estremecedor en espera de la salida y el oírlos llegar tras superar la primera chicane fue impresioante. Un rumor de alivio recorrió al público al ver que Schumacher iba delante de Montoya pero ¡Barrichello iba detrás de Trulli! y además Alonso pasó retrasadísimo. ¿Qué habría pasado? Es lo malo de no tener pantalla gigante enfrente. De repente Alonso pasaba un poquito antes de Schumacher y Montoya parecía un poco más lejos, tres segundos contaba yo, Barrichello ya no tenía a Trulli delante. Me pareció que el primer repostaje fue prontísimo, era obvio que irían a dos paradas. Todo siguió igual. Barrichello se alejaba de Montoya y estaba más o menos igual que antes con respecto a Schumacher.

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A fondo saliendo de la Curva Grande.

El susto fue tras la segunda tanda de pit stops, de repente ¡había un Williams delante de Schumacher tras la parada de éste! No me dio tiempo a distinguir quién era porque tras el Ferrari también seguía habiendo un Williams. A la siguiente vuelta todo volvió a la normalidad, respiré aliviado. Ya sólo había que llevar el coche a casa y Montoya se acercaba a cada vuelta. Empecé a ponerme muy nervioso y mi mujer me echó una foto a traición comiéndome las uñas.

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Por suerte para mi corazón de repente Montoya empezó a alejarse y alejarse, cada vuelta estaba más lejos, siete segundos conté. También Barrichello estaba lejísimos y tenía muy cerca a Raikkonen. Ya tenía que quedar poco, ya eran las tres y cuarto y Montoya no estaba en disposición de disputarle la carrera a Schumacher. Por fin los comisarios salieron a la pista a agitar las banderas al vencedor. ¡Había ganado Ferrari en Monza! Para una vez que iba, no esperaba menos.

En seguida la pista se llenó de gente andando en dirección al podio. Nosotros anduvimos desde dentro entre el ruido de la celebración y la agitación de las banderas. Yo miraba la pista con envidia, me gustaría atreverme a saltar. Pero no hizo falta: las vallas estaban abiertas y entramos en la pista, justo en la recta que se dirije a la segunda variante. Nos fotografiamos con la publicidad de Toyota al fondo y los carteles de 300, 200, 100 a nuestra izquierda y un muro más propio de una finca a nuestra derecha, el muro que había visto el jueves en una foto en la que Alonso paseaba en bici por la pista con sus mecánicos. Busqué algún resto de goma de neumático pero no lo había, supongo que porque estábamos en plena recta, pero de tanto mirar al suelo me fijé en lo diferente que parecía ese asfalto al de las carreteras normales, mucho más fino, mucho más liso y mucho más abrasivo. También vimos una zona con los roces de los bajos de los coches. El asfalto de Monza, no me lo podía creer. Recogí una pequeña viruta de alquitrán como recuerdo. Justo antes de la segunda variante volvimos al parque interior y caminamos hacia las Lesmo. Volvimos a pasar bajo al tunel y a la estación, más bien apeadero, para cojer el tren a Milán. De vez en cuando le repetía a mi mujer: “hemos estado en la pista”, había sido increíble. Adiós Monza.

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La clásica invasión de pista de Monza, más con victoria Ferrari...

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Servidor pisando el sagrado asfalto de Monza.

En Milán, el lunes por la mañana compré Piloti, che gente... y el libro oficial del cincuentenario de Ferrari. La mujer de la tienda me dijo que menos mal que ya se había acabado el gran premio, que vivía cerca del circuito, frente a alguna de las chicanes y que estaba harta del ruido tan grande que hacían los fórmula 1.

Uno de los sueños de mi vida se ha cumplido. He estado en Monza. Gracias a mis amigos que me hicieron el mejor regalo de boda que nadie jamás me podría haber hecho.
Última edición por F399 el Vie Feb 06, 2009 4:32 pm, editado 1 vez en total.
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ogledalo
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Mensaje por ogledalo »

F399 escribió:Bueno, qué decir de aquella carrera, además de que Pedro de la Rosa se retiró enseguida por un toque con Frentzen... pues es muy fácil resumirlo: fue la carrera en que Hakkinen rompió en la última vuelta dejándole la victoria en bandeja a un Schumacher que se arrastraba con problemas de neumáticos desde hacía tiempo.
¿Ves? Si hubiese podido descartar ESE resultado... :twisted:
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Annelies Marie (Anna) Frank

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Quique
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Mensaje por Quique »

¡Qué bonito topic, Julián! ¿No te vuelves majara por mantenerlo en dos foros diferentes? :teclas:

(Bueno, dos, que yo sepa ...).
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F399
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Mensaje por F399 »

No, Quique, no hay problema. Es sólo copiar y pegar :wink: .
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F399
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Mensaje por F399 »

8. GP San Marino 2004, Imola. En el “otro” templo Ferrari

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Llegamos a Ímola en tren acompañados en el vagón por auténticos tifosi italianos (de los que no llevan nada identificativo de Ferrari pero que no paran de gritar y hacerse chanzas entre ellos); en la estación de Bologna asomados a las ventanas ya se encargaron de engañar a un pobre incauto que les preguntó si ese tren iba a Ímola.

Llegamos con bastante tiempo y seguimos el río de gente hasta la calle, allí había un puestecillo de información y una furgonetilla que vendía los tickets de autobús para ir al circuito. Saqué los tickets pero al final decidimos ir andando.

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El circuito estaba muy cerca, todo recto por la calle que salía de la estación, además estaba todo muy bien señalado con carteles para la ocasión. Había mucho ambiente, grupos de gente con banderas (no sólo de Ferrari) y no tantos extranjeros como en Monza o Montmeló. Cuanto más nos acercábamos al circuito más ambiente había. El pueblo es muy bonito y los lugareños paseaban mirando con cara resignada a los hordas automovilísticas que invadían su seguramente tranquilo pueblo todos los demás fines de semana del año, muchos paseaban en bicicleta en sentido opuesto a los aficionados que íbamos hacia el circuito.

Justo antes del puente que cruza el río que pasa junto al circuito se pasa por una rotonda en la que se veía más acumulación de gente en bares, terrazas o directamente en la calle, aunténticos y ruidosos tifosi italianos sin ninguna camiseta ni gorra roja, sólo banderas.

Entramos al circuito por la entrada en la que está el famoso monumento hecho con F40 (mucho más pequeño de lo que parecía en las fotos), tras la fotos de rigor entramos.

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El entorno es similar a Monza: es como un parque natural muy bonito y está hasta más cuidado que el milanés y en general se veía un ambiente más festivo y jovial. Nos encontrábamos prácticamente entre la salida de boxes y Tamburello y había que cruzar la pista por un tunel para poder buscar pronto nuestra tribuna. Pasamos junto la pista de los helicópteros -que por un (caro) precio te daban una vuelta sobre el circuito- en nuestro camino hacia Acque Minerali. Junto a una especie de club de tenis con dos pistas de tierra batida y un bar había unas antiguas escaleras de piedra que te dejaban sobre un terraplén que daban a las primeras tribunas de esta famosa curva. Una vez localizado el sitio, bajamos al barecillo a tomar una cervecilla mientras se hacía la hora de apertura del pitlane.

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En cuanto fue la hora comenzamos a escuchar los ruidos de los motores a nuestra espalda y empezaron a desfilar los primeros monoplazas frente a nosotros. La curva es impresionante pues llegan bastante fuerte y no comienzan a frenar hasta que no pasan el primer ápice, pero sin duda lo más impresionante es la subida tras la curva, con casi medio coche sobre los pianos y acelerando a fondo. De todas formas hasta la carrera no veríamos a los pilotos trazar la curva a tope, en estas vueltas previas a la formación de la parrilla pasaban muy muy despacio debido a la absurda norma del parque cerrado. Pero lo más impresionante es escuchar el fragor en el público cuando pasa un Ferrari. Justo frente a donde nos sentábamos teníamos los altavoces estilo trompetilla en los que el comentarista italiano se encargaba de dar informaciones. Al otro lado de la curva, la pantalla gigante.
Vuelta de calentamiento y todos en sus posiciones. Tras nuestros cogotes comienza el ruido de subir vueltas previo a la salida. La gente se pone en pie y grita observando la lucha de Montoya y Schumacher en la pantalla gigante. Cuando pasan frente a nosotros Button está muy destacado y Schumacher y Montoya vienen muy pegados. Alonso ha perdido posiciones y el último es Coulthard, sin alerón delantero. A las pocas vueltas la cosa está más clara, el Ferrari está pegado al BAR y Montoya rueda en solitario, detrás el pelotón con el otro BAR, el otro Ferrari y los Renault. Schumacher está muy cerca de Button pero no intentará un adelantamiento estando tan cerca ya el primer repostaje. Lo que está claro es que es más rápido que el inglés. Cuando entra Button a boxes Schumacher hace dos vueltas rapidísimas, el público le empuja con gritos de ánimos, poniéndose en pie, saben que aquí se gana la carrera. Cuando en las pantallas se ve que ha salido delante el público lo celebra por todo lo alto.

A partir de ahí me dedico más a ver la forma en la que los pilotos trazan la subida. Casi todos los coches suben sin problemas, como por raíles, sólo veo colear al tocar pianos a un McLaren y a un Jaguar, espectacular en ambos casos. Algunos otros también se desequilibran al comenzar la frenada previa al segundo ápice. Frente a nosotros se sale de pista Heidfeld y entre la cuesta arriba y la gravilla no puede volver a ganar la pista y se retira. Al bajarse del coche todo el público le aplaude. También me llamó la atención el ruido extraño (totalmente distinto a todos los demás) del motor del coche de Montoya.

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Mientras Schumacher se paseaba nos dedicamos a seguir con atención y a animar a Alonso que en el último tercio de carrera estuvo genial, echándose encima de Barrichello y Trulli antes de superarlos en boxes y en las últimas vueltas recortando la distancia a Montoya a cada vuelta de manera espectacular.

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Una vez acabada la carrera nos dirigimos hacia la salida, pero antes del túnel por el que habíamos pasado bajo la pista vimos las vallas abiertas y la gente entrando a la pista, justo a la salida de boxes. Nos pusimos a la cola del mogollón de gente que quería entrar y empezamos a empujar (ahora que me acuerdo: cerca de esa puerta había un precioso 550 Maranello aparcado). De repente al comisario de pista le dio por que ya no entraba nadie más e intentó cerrar la puerta. La gente se revolucionó y empujó más fuerte aún. Por suerte mi padre y su prominente barriga estaban en cabeza y, agarrándose a ambos lados de la puerta hizo hueco empujando y pudimos pasar; un tifoso ya dentro se enfrentó con el comisario y salimos pitando hacia la pista. Allí nos hicimos unas fotillos, justo bajo el túnel de Fosters tras la salida, no fuimos hacia el podio porque la ceremonia ya había acabado y salimos pasando por la salida del pit lane.

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De vuelta a la estación para coger el tren en que volvimos hacia Bologna apiñados como animales vimos un Fiat de carreras de los años veinte (no recuerdo exactamente) que había en la entrada como aperitivo a una exposición sobre el circuito de Ímola y las competiciones automovilísticas en la región que empezaba esta misma semana.

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En resumen, una experiencia muy bonita, me gustó mucho el circuito y el ambiente. Menos legendario y sin ese poso de automovilismo con mayúsculas que se respira en Monza pero muy bonito y con un aire más amable.
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F399
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Mensaje por F399 »

8 bis. Maranello 2004. En Tierra Santa

Decidí que el día perfecto, por razones obvias, para viajar a Maranello era el martes día 27, para este viaje nada más que fuimos mi mujer y yo, también en tren, hasta Módena. Fuera de la estación había varias paradas de autobuses y una casetilla donde se sacaban los billetes. Tenían un cartel (hecho por alguien a ordenador con siluetas del Testarossa y del F40) en el que anunciaban los autobuses para Maranello. La señorita nos explicó muy bien cómo ir y nos vendió los tickets. Había que coger un bus urbano hasta la estación de autobuses (estaba muy cerca) y allí coger el autobús para Maranello.

Desgraciadamente llegamos a la estación de buses justo cuando acababa de salir el de Maranello y el siguiente no salía hasta una hora más tarde: decidimos ir en taxi.

El camino desde Módena a Maranello es prácticamente recto, no está muy lejos (diría que unos quince km) pero tiene mucho tráfico, además había obras en algunas partes por lo que el camino se nos hizo bastante largo. Menos mal que el conductor nos lo amenizó haciendo un par de adelantamientos con raya continua... Además nos iba indicando: "Maserati Quattroporte", "Maserati noséqué" conforme pasaban frente a nosotros. Nada más salir de Módena y al entrar en esa carretera secundaria en algunas tiendas se empezaban a ver banderas de Ferrari. Imaginé a todos los grandes pilotos que han corrido para Ferrari recorriendo ese camino en su coche particular camino de un día de pruebas o de una entrevista con Il Commendatore...

Cuando ya me estaba empezando a desesperar de repente el taxista bajó mi ventanilla y dijo algo cómo "mira, se ve que hoy hay entrenamientos", y efectivamente: se escuchaba el agudo chillido de un motor de fórmula 1. Emocionado miré hacia la derecha y entre los setos distinguí el circuito de Fiorano. Había varias personas que habían parado su coche en la cuneta y se apoyaban en las vallas para ver los coches. Yo me esforzaba por ver algo y finalmente pude ver un Sauber trazando una curva, luego desapareció tras los setos, pero el ruido seguía llenando mis oídos, como lo haría toda la jornada.

El taxista seguía haciendo de guía y anunció "la Ferrari", a nuestra izquierda se veía la entrada a la fábrica, el famoso arco con el gran letrero. Un poco más adelante, girando a la derecha, nos señaló el instituto Alfredo Ferrari y un poco más adelante nos dejó frente a la Galleria Ferrari.

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Con el primer Ferrari que ganó un GP puntuable de F1.

Nada más entrar está la tienda, estuvimos mirando el merchadising y demás pero no había nada demasiado excepcional, salvo quizá los libros (todos en italiano), además estaba deseando entrar en la Galleria propiamente dicha ya que tras los tornos de entrada lo que se veía era un 375 F1 de 1951. Me hice fotos junto a este coche y junto al F399 y el F1-2000, estaba tan emocionado que con las prisas no me fije mucho ni siquiera en el 125 S, el primer Ferrari. También había un F2001 y un F2002 y un F1-89 (640) de Nigel Mansell. En esa misma planta había varios cupés de los años cincuenta y sesenta, además de un alucinante Enzo. A pesar de que en todos los coches había carteles de "prohibido tocar" un tipo se montó en el F2002 y antes de que llegara la encargada corriendo le dio tiempo a echarse una foto y a hacerse el sueco como si no se hubiera dado cuenta. También en esa planta había una reproducción del despacho de Enzo Ferrari.

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Junto al Ferrari F399.

En el sótano había una especie de anfiteatro con varios cupés antiguos rodeando un novísimo 612 Scagletti. En un lado había una especie de jaula con dos F1 del 94 para sendos juegos del 1999 y un juego de esos con asiento y demás del 355 Challenge. Lógicamente me decidí por probar el de fórmula 1, más que nada por ver qué se siente dentro de uno de esos bichos. Lo más destacable era la sensación de estar con los pies en alto y la estrechez, claro, aunque no tanta como había sospechado. El tipo encargado, de lo más amable, me explicó el juego sin saber que un servidor es un consumado enfermo del GPL (y que también he jugado bastante al F1 2001), me preguntó qué coche casi riéndose y por qué piloto, dije "Irvine" y se le puso tal cara de sorpresa que tuve que decirle "venga, va, Schumacher", por supuesto elegí Monza como circuito. El juego es supercutre para lo que estoy acostumbrado, además debía ir en modo novato total pues el coche no se salía, el volante no era nada sensible y los pedales tampoco pero, bueno, la cosa era haberse montado en un Ferrari 412 T1-B como el que llevó a Alesi a su única victoria. Mi mujer estuvo echándome fotos y el tipo la vio tan ilusionada que luego le dejó montarse a ella en el coche para que yo le echara una foto aunque no hubiera pagado por jugar.

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Servidor "pilotando" un 412 T1B con las pegatinas "actualizadas".

Por cierto, mientras andábamos por la Galleria seguíamos escuchando un fórmula 1 rugiendo en Fiorano.

En la planta superior había cosas más técnicas: motores, chasis, maquetas a 1/3 de los F1 para el túnel de viento, una maqueta explicativa de éste, varios planos de dibujos a lápiz de F1 (uno de ellos firmado por John Barnard) y un F50 y un 550 Maranello descapotables.

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Después de salir de la Galleria fuimos a las tiendas de maquetas y merchadising, todas muy completas, compramos una mochila de Ferrari para un sobrino que hacía la comunión el domingo y para mí varias maquetas: un F399 (¡por fin!), un 500 F2 (1952) y un 312 (1967) -después, ya en Firenze compraría también un Dino 246 (1958), un 156 (1961) y un 158 (1964) con los colores azules y blancos que llevó en el G.P. de México de aquel año-. Una vez hechas las compras nos acercamos a la puerta de la fábrica de donde salían decenas de empleados (todos con su bonito uniforme rojo) a comer. Me eché una foto en la puerta. Justo enfrente estaba el famoso restaurante Il Cavalino donde supongo que irían a comer los jefazos... Nosotros en cambio comimos en un bareto de currelas una pizza y después nos fuimos para la parada de autobús para la vuelta a Módena.

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Esperando el autobús de vuelta, mientras seguía llegándonos "ruido" desde Fiorano, me preguntaba cómo sería vivir en un pueblo en el que al pasear por sus calles escuchas el rugido maravilloso de un Ferrari de F1 día sí día no.

Desde el autobús tiré una foto al azar hacia la pista y, aunque no pille a ningún coche, al menos capturé una curva del circuito (o de sus alrededores), de donde proviene la música de fondo de Maranello.

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Mensaje por F399 »

9. GP España 2004, Montmeló. Dos GP consecutivos

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Publicado en el foro de Pedro de la Rosa el 10 de mayo de 2004

Bueno, anoche regresamos desde Barcelona y aquí van mis impresiones, como alguien ha pedido más arriba.

Respecto a otros años (el año pasado no fui pero sí en el 93, 97, 99, 00, 01 y 02) había muchísima más gente, pero mucha mucha más. Para variar da gusto ver que la mayoría no es ahora de extranjeros, y que hay mucha animación. No tuve ningún problema con los alonsistas por aquello de ser español y "ferrarista-no-alonsista", es más, nos entretuvieron bastante sus bailes y cantos; cerca de nosotros había un gaitero y un "animador" chiflado (tribuna G) que no pararon ni el sábado ni el domingo, además nos hartamos de hacer la ola todas las tribunas y la pelousse de la zona del "estadio".

El sábado nos sorprendió el atasco monumental porque fuimos un poco tarde pero el domingo ya íbamos sobre aviso, eso sí, gracias al atasco echamos por un atajo y así conocimos el pueblo de Montmeló, que nos gustó ver porque había mucho ambiente aparte de multitud de puestos de merchandising.

Del sábado destacar que la calificación tal y como está ahora mismo es la cosa más aburrida que pueda uno imaginar, ¡cómo se echan de menos las calificaciones pre-2003! Por contra, después vino lo más divertido del fin de semana: la carrera de fórmula 3000. Los que veíamos la curva "nueva" disfrutamos de muchos adelantamientos, varios toques y varias salidas de pista por la lucha tan cerrada y bonita que se dio entre varios participantes. Daba gusto ver cómo la gente que se quedó a verla aplaudía cada acción de mérito y vibraba con la competición.

El domingo estuvo muy bien, llegamos justo para ver a los pilotos en su "desfile".

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Luego vimos al Rey obviar la curva nueva y girar por el antiguo trazado de la curva, lo que fue recibido con aplausos y rechiflas en la tribuna, en la segunda vuelta ya fue más rápido, aunque también por el sitio equivocado. La Seat León no estuvo mal pero, donde esté un monoplaza... Y, bueno, la carrera estuvo bastante entretenida. Vimos varias luchas cerradas y un adelantamiento limpísimo de Alonso a un Sauber. También destacar el cambio de sonido que primero detectó mi mujer en el coche de Michael Schumacher y que luego resultó ser que tenía un problema en un escape. La tensión se mantuvo hasta el final con la "remontada" de Alonso en busca del podio (nos recordó a la de Ímola hace dos semanas persiguiendo a Montoya) y los gritos de ánimos de la gente hasta la última vuelta. Al final de la carrera pasó lentísimo el último aplaudiendo en dirección a las gradas.

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Doblete Ferrari en territorio “azul”. Perdón por el desenfoque (la fotografía no es lo mío, otra vez).
Última edición por F399 el Mié Feb 11, 2009 10:57 am, editado 1 vez en total.
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memo
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Mensaje por memo »

:aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso:

Me encanta este topic!!
Scuderia Paquetown Racing - Este es nuestro año

19 to go!
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Fr3na
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Mensaje por Fr3na »

Julian una cosa... no te quedó sensación de que el museo... es mucho menos de lo que realmente podía ser?

Algo así como, está bien, es precioso... pero faltan tantos años de historia. A mi me dio la sensación cuando fui (2006) que había mucho mucho Schumacher y muy poco de los origenes.

Digno de mencionar eso sí, el prototipo Indy. Que bicho!
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F399
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Mensaje por F399 »

Sí, Fr3na, a mí también me dio esa sensación, eché de menos más vehículos históricos. Claro que también me dio la impresión de cierta provisionalidad.

Cuando yo estuve (2004) parecían estar de obras ampliando, no sé cómo estará ahora pero, por cosas que he leído, creo que ahora tiene más cosas.

En fin, en cualquier caso, eso también era parte del encanto de Ferrari/la Galleria/Maranello una cierta, cómo decir, pueblerinidad (y perdón por el palabro) de todo aquello, como lo contrario a la grandiosidad/espectacularidad estilo americano.

Supongo que ese estilo Disney World será el que usen en el "parque temático" en Bahrein o Dubai o dónde sea que estén haciéndolo. Y, sinceramente, creo que me gustará menos... o no.
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