Ferrari F1-90 “641/2” 1990
Este es
mi coche de F1. Y no digo mi favorito ni el que más me gusta porque es todo eso pero aún algo más. La temporada 90 fue en la que verdaderamente la primera que seguí la fórmula 1 con auténtico interés, implicado e interesado por cada carrera. Prost había cambiado McLaren por Ferrari y yo seguía siendo de Prost. Al final de esa temporada, o más propiamente al final de la siguiente, cuando Prost dejó la Scuderia con cajas destempladas, yo ya me había hecho ferrarista. Prost se fue y yo me quedé, para siempre. Por eso significa tanto para mí este coche. Gracias a él comencé a comprender lo que significa Ferrari y a apasionarme por ello. Como suele decirse, a partir de entonces mi vida ya no sería igual. Creo que he escudriñado y coleccionado más fotos de este coche que de cualquier otro en mi vida. Lo habré dibujado cientos de veces. Un póster con su imagen de perfil preside aún el despacho de mi casa (fue el regalo de unos amigos por mi cumpleaños).
Paradójicamente la maqueta que tengo de él es bastante mala. Siempre ando dudando si comprar una mejor y sé que antes o después lo haré pero es que ésta también tiene su valor sentimental. Como obsesionado por el 641/2 que me reconozco recuerdo perfectamente el día que vi esta maqueta en una gasolinera en Cataluña en una parada de nuestro viaje de estudios a Italia. La compré sin pensarlo ni un segundo a pesar de que ya vi que era bastante cutre (es una Burago en 1:24) y de que tendría que andar cuidándola todo el viaje de ida y vuelta y de que era más que probable que en Italia se econtraran maquetas mucho mejores, más aún cuando era el modelo del año anterior. De vuelta en casa me tocó retocarla hasta dejarla más decente. Pinté de rojo partes que estaban incorrectamente en plástico negro y de negro las llantas que eran plateadas. Usé pegatinas de Good Year “robadas” de un par de coches de Scalextric y le puse de mi cosecha los cuadraditos amarillos de los alerones que usaba Prost. Al final hasta daba el pego.
Aparte de todas estas consideraciones sentimentales el Ferrari F1 90, más conocido como Ferrari 641 (y en el caso que nos ocupa 641/2 ya que es la segunda versión de su carrocería, la redondeada) resultó ser un coche muy competitivo y permitió a Alain Prost luchar por el título hasta la penúltima carrera del campeonato.
El Ferrari 640 de 1989 que lo precedió tenía muy buenas cualidades y hasta ganó su carrera de debut pilotado por Nigel Mansell, contaba además con el primer cambio semiautomático presente en la F1. El 641 era una mejora basada en él realizada igualmente por John Barnard y en manos de Mansell y Prost logró la nada despreciable cifra de 5 de victorias. Eso además de ser toda una belleza.
También este coche me sirve para hablar de
Alain Prost, otro de los grandes, mi piloto favorito y gracias al cual me aficioné a esto. Nada más que por eso siempre le tendré cariño. Además sus cualidades de pilotaje son las que (por mi carácter o por lo que sea) siempre he preferido: frialdad, limpieza de trazada y pocos aspavientos, en contraposición a los pilotos “espectaculares” a los que siempre he tenido cierta manía. A Prost se le conoce como el Profesor, apelativo ganado por su analítica forma de correr y de diseccionar las carreras. De él siempre recuerdo como se iba para atrás en los principios de carrera para luego, al final de la misma, ser más rápido que nadie y acabar ganando. Siempre me ha gustado la fábula de la liebre y la tortuga.
De aquella temporada tengo dos recuerdos inolvidables. El bueno es el del Gran Premio de España en Jerez. Aquella carrera era casi un ultimátum para Prost y sus aspiraciones debía de ganar sin más remedio. Pues bien Prost ganó, Mansell completó el doblete Ferrari y Senna se retiró por fallo mecánico. No podía ser más feliz. La estampa de Senna desolado sentado en un murete mirando los Ferrari pasar es una de las que más placer me ha deparado en la F1 (sí, lo sé, soy ruin).
El mal recuerdo es, cómo no, el de la carrera de Suzuka. Para llevar la lucha del título a la última prueba (Japón era la penúltima) Prost debía ganar y no estaba la cosa tan clara porque Senna había hecho la pole según su costumbre. Sin embargo, en la salida, Prost le echó delante para la primera curva (según dicen, y bien que lo protestó Senna, porque la FIA dirigida por el francés y “prostista” Balestre colocaron al poleman en el lado sucio para favorecer a Prost) y Senna, según confesó después, se lanzó contra él para sacarle de pista. Así fue y con ambos retirados el título fue para Senna. Tengo una foto en que ambos regresan en paralelo a boxes, cabizbajos. Prost ni siquiera le dirigió la palabra. Creo que yo hubiera hecho lo mismo. Siempre recordaré aquella mañana de domingo como lo primero que hice en el colegio interno fue ponerme la radio para ver si decían algo de la carrera y quedarme totalmente chafado al escuchar lo que había pasado. Si hubiera justicia poética en el mundo a Senna debería haberle pasado como a Schumacher en el 97 en Jerez: que no le hubiera salido bien la jugada y hubiera acabado retirado él y Prost ganando el título. Pero, bueno, eso junto con el toque también en Suzuka del 89 forma parte de una de las polémicas y rivalidades más conocidas y bonitas de la historia de la F1 y, en fin, la mía es sólo una opinión más.