Un día en las carreras - Carreras de coches
Ferrari 312 T2 1977 (1976-1978)
Este Ferrari 312 T2 del 77 lo tengo simplemente porque fue con el que Lauda logró su segundo título con Ferrari y dio el tercer título consecutivo de constructores a la Scuderia, su segunda era dorada tras la de Ascari desde mi punto de vista. El coche es el mismo, simplemente se actualizaron unas pocas cosas (el alerón trasero, las tomas de aire delanteras...) con la esperanza de que el coche fuera competitivo. Así fue, aunque no tanto como el año anterior (la F1 estaba evolucionando rápidamente hacia otras cosas: turbos, coches ala...). A pesar de todo Lauda se impuso con su estilo seguro y frío, siempre en los podios y recolectando buenos puntos. La relación con Ferrari se había ido deteriorando y una vez hubo atado matemáticamente el título dejó el equipo. En ese par de carreras de fin de temporada le sustituyó un desconocido Gilles Villeneuve.
Como este coche no significa nada en la historia de la F1 (salvo los títulos ya comentados) aprovecharé para hablar un poco de Niki Lauda, otro de los grandes en mi opinión.
Antes de llegar Schumacher y romper con todos los récords para mí Lauda era el gran mito ferrarista, el piloto que más carreras y títulos había ganado para la Scuderia. Sin embargo no sabía gran cosa de su pilotaje ni de su forma de desenvolverse en este mundo. Poco a poco he ido formándome una idea que me hace verle como el primer piloto realmente moderno del deporte. Lo cierto es que su estilo me gusta. Más efectivo que espectacular, siempre calculador en la pista y un trabajador incansable a la hora de probar y desarrollar los coches. Por otra parte pienso que debe ser uno de los pocos pay-drivers que cumplieron su sueño. Empezó en la F1 empeñándose más allá de lo razonable y cuando todo estaba a punto de irse al garete recibió la llamada de Montezemolo para ir a Ferrari donde alcanzó la gloria. Tras Ferrari pasó un par de años en Brabham donde fue el encargado de dar la victoria en su única aparición al “coche ventilador”. Durante los entrenamientos libres de Canadá 79 decidió que no quería correr más y se retiró, literalmente. Volvió dos años más tarde a McLaren necesitado de dinero para su compañía aérea pero en seguida volvió a ser competitivo logrando su tercer título en el 84 por el singular margen de medio punto. Poco después se volvió a retirar, esta vez definitivamente, y como siempre, sin mirar atrás.
Este Ferrari 312 T2 del 77 lo tengo simplemente porque fue con el que Lauda logró su segundo título con Ferrari y dio el tercer título consecutivo de constructores a la Scuderia, su segunda era dorada tras la de Ascari desde mi punto de vista. El coche es el mismo, simplemente se actualizaron unas pocas cosas (el alerón trasero, las tomas de aire delanteras...) con la esperanza de que el coche fuera competitivo. Así fue, aunque no tanto como el año anterior (la F1 estaba evolucionando rápidamente hacia otras cosas: turbos, coches ala...). A pesar de todo Lauda se impuso con su estilo seguro y frío, siempre en los podios y recolectando buenos puntos. La relación con Ferrari se había ido deteriorando y una vez hubo atado matemáticamente el título dejó el equipo. En ese par de carreras de fin de temporada le sustituyó un desconocido Gilles Villeneuve.
Como este coche no significa nada en la historia de la F1 (salvo los títulos ya comentados) aprovecharé para hablar un poco de Niki Lauda, otro de los grandes en mi opinión.
Antes de llegar Schumacher y romper con todos los récords para mí Lauda era el gran mito ferrarista, el piloto que más carreras y títulos había ganado para la Scuderia. Sin embargo no sabía gran cosa de su pilotaje ni de su forma de desenvolverse en este mundo. Poco a poco he ido formándome una idea que me hace verle como el primer piloto realmente moderno del deporte. Lo cierto es que su estilo me gusta. Más efectivo que espectacular, siempre calculador en la pista y un trabajador incansable a la hora de probar y desarrollar los coches. Por otra parte pienso que debe ser uno de los pocos pay-drivers que cumplieron su sueño. Empezó en la F1 empeñándose más allá de lo razonable y cuando todo estaba a punto de irse al garete recibió la llamada de Montezemolo para ir a Ferrari donde alcanzó la gloria. Tras Ferrari pasó un par de años en Brabham donde fue el encargado de dar la victoria en su única aparición al “coche ventilador”. Durante los entrenamientos libres de Canadá 79 decidió que no quería correr más y se retiró, literalmente. Volvió dos años más tarde a McLaren necesitado de dinero para su compañía aérea pero en seguida volvió a ser competitivo logrando su tercer título en el 84 por el singular margen de medio punto. Poco después se volvió a retirar, esta vez definitivamente, y como siempre, sin mirar atrás.
Forza Ferrari
Lotus 78 1978 (1977-1978)
He de reconocer que este coche lo compré por equivocación. Quería comprar un Lotus con la clásica decoración negra y dorada de John Player Special, algo tan evocador para cualquier aficionado a la F1 como el Tyrrell de 6 ruedas, y desde el principio tenía claro que tendría que elegir entre el Lotus 72 de Fittipaldi o bien el Lotus 79 de Mario Andretti. Me decidí pronto por el 79. Me parece más bonito y, aunque el 72 también es muy chulo y un ganador (y además durante muchos años), un coche mítico, el 79 tenía algo más: es una verdadera preciosidad (la decoración JPS en él es además más parecida a como yo la recuerdo) y marcó una tendencia de la que además sería el máximo y mejor exponente: el wing car creador del efecto suelo. A todo eso hay que añadir que en su año triunfal arrasó: ganó 6 carreras, hizo 10 poles y 5 vueltas rápidas.
Sin embargo me equivoqué y compré el Lotus 78. Como el 79 es tan difícil de encontrar, el día que entré en una página de maquetas y vi Mario Andretti y 1978 en la descripción no me fijé en las formas del coche (ni en el nombre) y lo compré sin más. En cuanto lo recibí y vi ese radiador en el morro y las dos tomas de aire tras la cabeza el piloto me dije “éste no es el 79... ¡seré inútil!”
Bueno, algo después pensándolo más fríamente empecé a conformarme. Vale que el 79 es más bonito pero el 78 también lo es, precisamente las características antes descritas para diferenciarlos son las que le hacen atractivo, y la decoración clásica de JPS es igual. Y lo mejor de todo, el Lotus 78 es el primero en el que el gran Colin Chapman introdujo el concepto de coche-ala provocando el efecto suelo. De hecho no ganó el mundial de 1977 por falta de fiabilidad, no hay que olvidar que ganó 7 carreras (2 de ellas en 1978, de ahí mi error al comprarlo), marcó 9 poles y 7 vueltas rápidas. Ahí es nada.
En fin, el efecto suelo, que es en gran medida por lo que está este coche en mi colección se obtiene sellando el fondo del coche con unas faldillas laterales y esculpiéndolo en forma de ala invertida de tal forma que al pasar el aire a más velocidad aumenta la presión chupando literalmente el coche hacia el suelo. Eso significa más agarre y más agarre significa más velocidad, lo cual en F1 es sinónimo de victoria. Este es uno de los grandes avances en F1, y se sigue usando hoy día, ya no con el fondo del coche (que ha de ser –relativamente- plano) sino con el difusor, que se basa en lo mismo. Así que quitémonos una vez más el sombrero ante el gran Colin Chapman por otra innovación más. Y encima le quedó bonito...
Pero no quiero dejar de nombrar a Mario Andretti, que fue campeón gracias a los Lotus 78 y 79, al que tengo especial cariño sobre todo por una carrera, el Gran Premio de Italia de 1982. Como italiano de nacimiento (aunque estadounidense de nacionalidad, emigró allí siendo niño) amaba Ferrari y hasta cuenta que recuerda haber visto a Ascari en Monza, así que cuando le ofrecieron una sustitución en Ferrari para el GP de Italia debido a la lesión de Pironi no se lo pensó y, a pesar de haber dejado atrás ya sus mejores años y de no conocer el coche, lo colocó en la pole. Fue el delirio. Sólo de imaginarlo me emociono hasta yo. En carrera “sólo” pudo ser 3º (con el otro Ferrari pilotado por Tambay 2º) pero eso fue lo de menos, por un día un niño italiano había cumplido su sueño de ser el rey de Monza en un Ferrari.
He de reconocer que este coche lo compré por equivocación. Quería comprar un Lotus con la clásica decoración negra y dorada de John Player Special, algo tan evocador para cualquier aficionado a la F1 como el Tyrrell de 6 ruedas, y desde el principio tenía claro que tendría que elegir entre el Lotus 72 de Fittipaldi o bien el Lotus 79 de Mario Andretti. Me decidí pronto por el 79. Me parece más bonito y, aunque el 72 también es muy chulo y un ganador (y además durante muchos años), un coche mítico, el 79 tenía algo más: es una verdadera preciosidad (la decoración JPS en él es además más parecida a como yo la recuerdo) y marcó una tendencia de la que además sería el máximo y mejor exponente: el wing car creador del efecto suelo. A todo eso hay que añadir que en su año triunfal arrasó: ganó 6 carreras, hizo 10 poles y 5 vueltas rápidas.
Sin embargo me equivoqué y compré el Lotus 78. Como el 79 es tan difícil de encontrar, el día que entré en una página de maquetas y vi Mario Andretti y 1978 en la descripción no me fijé en las formas del coche (ni en el nombre) y lo compré sin más. En cuanto lo recibí y vi ese radiador en el morro y las dos tomas de aire tras la cabeza el piloto me dije “éste no es el 79... ¡seré inútil!”
Bueno, algo después pensándolo más fríamente empecé a conformarme. Vale que el 79 es más bonito pero el 78 también lo es, precisamente las características antes descritas para diferenciarlos son las que le hacen atractivo, y la decoración clásica de JPS es igual. Y lo mejor de todo, el Lotus 78 es el primero en el que el gran Colin Chapman introdujo el concepto de coche-ala provocando el efecto suelo. De hecho no ganó el mundial de 1977 por falta de fiabilidad, no hay que olvidar que ganó 7 carreras (2 de ellas en 1978, de ahí mi error al comprarlo), marcó 9 poles y 7 vueltas rápidas. Ahí es nada.
En fin, el efecto suelo, que es en gran medida por lo que está este coche en mi colección se obtiene sellando el fondo del coche con unas faldillas laterales y esculpiéndolo en forma de ala invertida de tal forma que al pasar el aire a más velocidad aumenta la presión chupando literalmente el coche hacia el suelo. Eso significa más agarre y más agarre significa más velocidad, lo cual en F1 es sinónimo de victoria. Este es uno de los grandes avances en F1, y se sigue usando hoy día, ya no con el fondo del coche (que ha de ser –relativamente- plano) sino con el difusor, que se basa en lo mismo. Así que quitémonos una vez más el sombrero ante el gran Colin Chapman por otra innovación más. Y encima le quedó bonito...
Pero no quiero dejar de nombrar a Mario Andretti, que fue campeón gracias a los Lotus 78 y 79, al que tengo especial cariño sobre todo por una carrera, el Gran Premio de Italia de 1982. Como italiano de nacimiento (aunque estadounidense de nacionalidad, emigró allí siendo niño) amaba Ferrari y hasta cuenta que recuerda haber visto a Ascari en Monza, así que cuando le ofrecieron una sustitución en Ferrari para el GP de Italia debido a la lesión de Pironi no se lo pensó y, a pesar de haber dejado atrás ya sus mejores años y de no conocer el coche, lo colocó en la pole. Fue el delirio. Sólo de imaginarlo me emociono hasta yo. En carrera “sólo” pudo ser 3º (con el otro Ferrari pilotado por Tambay 2º) pero eso fue lo de menos, por un día un niño italiano había cumplido su sueño de ser el rey de Monza en un Ferrari.
Forza Ferrari
Estoy de acuerdo en lo q dices del 78: es menos bonito pero tb fue un coche importante y un ganador, vale la pena tenerlo en una colección así. La línea del 79 es algo único: seguramente, junto al Eagle del 67, es el q más a menudo aparece en las listas de los más bonitos.
Hay un video, de la "previa" de una tele alemana del GP de Austria 78, en el que Andretti explica cómo es el 79 a los espectadores, insiste en la "limpieza" aerodinámica, no dice nada de las faldillas... Se superpone el doblaje, pero se enienden bien algunas frases... tampoco es que explique nada interesante, me parece, es más que resulta simpático ver esto ahora.
El 79 se puede encontrar relativamente barato (12 £) con la decoración Martini de 1979, menos bonito, pero tampoco molesta en la estantería
Y en la versión JPS está el de Peterson en 1/18, pero me parece mucho dinero (81 €)
Hay un video, de la "previa" de una tele alemana del GP de Austria 78, en el que Andretti explica cómo es el 79 a los espectadores, insiste en la "limpieza" aerodinámica, no dice nada de las faldillas... Se superpone el doblaje, pero se enienden bien algunas frases... tampoco es que explique nada interesante, me parece, es más que resulta simpático ver esto ahora.
El 79 se puede encontrar relativamente barato (12 £) con la decoración Martini de 1979, menos bonito, pero tampoco molesta en la estantería
Y en la versión JPS está el de Peterson en 1/18, pero me parece mucho dinero (81 €)
Sí, he visto por muchos sitios en 1:43 la "versión Martini" del 1979 pero, claro, como explico yo lo quería en con la decoración JPS y, eso, en 1:43 así que tampoco me "valía" el relativamente fácil de encontrar en 1:18...
En fin, cuando vi 1978 y Mario Andretti me emocioné tanto que lo pedí sin pensar más y cuando me llegó vi que era un 78. Aun así, como bien dices, es también un coche muy importante, también bonito y ganador y lleva la decoración negra y dorada. Beautiful!
Ah, y muchas gracias por el vídeo, muy simpático e interesante, sí.
Por cierto que sale Ronnie Peterson y eso me hace recordar la macabra casusalidad que se da con los dos únicos campeones del mundo de F1 estadounidenses (Phil Hill y Mario Andretti): ambos lograron el título en Monza en una carrera en la que se mataron sus compañeros de equipo (Von Trips y Peterson, respectivamente) .
Por cierto, que Peterson se mató en la salida de Monza 78 (hubo algo de confusión y muchos coches salieron antes de tiempo y se lío) con un Lotus 78 y no con un 79 ya que el suyo se lo había cargado en el warm up...
Forza Ferrari
Ferrari 312 T4 1979
En mi carpeta de estudiante para el curso 90/91 decorada enteramente de F1 (todo Ferraris) guardé un pequeño rincón en la parte de atrás, abajo, para este coche. No me parecía muy atractivo, más bien algo feo y pasado de moda pero, cuidado, era el coche con el que Ferrari había logrado su último título de campeón del mundo (de pilotos) y merecía al menos estar presente aunque a duras penas aquello me pareciera un Ferrari. Por entonces, y muchos años después, siempre miré este coche con especial respeto porque estaba convencido de que sería por siempre el último Ferrari ganador...
El Ferrari 312 T4 fue el primer Ferrari “ala”. El año 79 todos los equipos se pusieron a copiar el concepto de Lotus. El problema para Ferrari era que la anchura de su motor V12 boxer le dejaba poco sitio para poder sacarle todo el partido al efecto suelo y tuvieron que ingeniárselas con unos conductos algo complejos y, al final, poco efectivos. Sin embargo al principio de la temporada (en circuitos revirados) el coche se mostró competitivo y, sobre todo, muy fiable gracias a lo cual tanto Scheckter como Villeneuve se embolsaron gran cantidad de puntos que pudieron ir administrando cuando avanzada la temporada quedó claro que el T4 no era el mejor coche, menos aún en circuitos rápidos. Llegados a Monza ya sólo Scheckter o Villeneuve podían proclamarse campeones. Ambos pilotos se habían hecho buenos amigos y Villeneuve, como Peter Collins con Fangio en el 56, supuso que otra oportunidad de lograr el título se le presentaría y no forzó las cosas a pesar de parecer más rápido que su compañero. Se mantuvo tras él y el sudafricano logró el título en su primera temporada en Ferrari. Villeneuve, como Peter Collins, se mataría antes de lograr un título.
Este coche es (junto con el próximo que pondré) protagonista de la lucha rueda a rueda más famosa en la historia de la F1, la más espectacular nunca grabada. La que protagonizaron Gilles Villeneuve con Ferrari y René Arnoux con Renault en el GP de Francia en Dijon por la segunda plaza. La indescriptible lucha eclipsó el histórico hecho de la primera victoria de un motor turbo en F1. Viendo las imágenes no es de extrañar.
Recuerdo haber leído por ahí que Enzo Ferrari decía que este coche era feísimo, no le gustaba. Muchos años he estado de acuerdo con él. Ahora, a partir de hacer esta maqueta con mis propias manos (nunca pensé que pudiera costar tantísimo trabajo) y de ver tantas fotos y vídeos he de decir que ha empezado a gustarme. No diré que es bonito pero sí atractivo. Me alegro de haberlo llevado en mi carpeta (que aún conservo, por cierto).
En mi carpeta de estudiante para el curso 90/91 decorada enteramente de F1 (todo Ferraris) guardé un pequeño rincón en la parte de atrás, abajo, para este coche. No me parecía muy atractivo, más bien algo feo y pasado de moda pero, cuidado, era el coche con el que Ferrari había logrado su último título de campeón del mundo (de pilotos) y merecía al menos estar presente aunque a duras penas aquello me pareciera un Ferrari. Por entonces, y muchos años después, siempre miré este coche con especial respeto porque estaba convencido de que sería por siempre el último Ferrari ganador...
El Ferrari 312 T4 fue el primer Ferrari “ala”. El año 79 todos los equipos se pusieron a copiar el concepto de Lotus. El problema para Ferrari era que la anchura de su motor V12 boxer le dejaba poco sitio para poder sacarle todo el partido al efecto suelo y tuvieron que ingeniárselas con unos conductos algo complejos y, al final, poco efectivos. Sin embargo al principio de la temporada (en circuitos revirados) el coche se mostró competitivo y, sobre todo, muy fiable gracias a lo cual tanto Scheckter como Villeneuve se embolsaron gran cantidad de puntos que pudieron ir administrando cuando avanzada la temporada quedó claro que el T4 no era el mejor coche, menos aún en circuitos rápidos. Llegados a Monza ya sólo Scheckter o Villeneuve podían proclamarse campeones. Ambos pilotos se habían hecho buenos amigos y Villeneuve, como Peter Collins con Fangio en el 56, supuso que otra oportunidad de lograr el título se le presentaría y no forzó las cosas a pesar de parecer más rápido que su compañero. Se mantuvo tras él y el sudafricano logró el título en su primera temporada en Ferrari. Villeneuve, como Peter Collins, se mataría antes de lograr un título.
Este coche es (junto con el próximo que pondré) protagonista de la lucha rueda a rueda más famosa en la historia de la F1, la más espectacular nunca grabada. La que protagonizaron Gilles Villeneuve con Ferrari y René Arnoux con Renault en el GP de Francia en Dijon por la segunda plaza. La indescriptible lucha eclipsó el histórico hecho de la primera victoria de un motor turbo en F1. Viendo las imágenes no es de extrañar.
Recuerdo haber leído por ahí que Enzo Ferrari decía que este coche era feísimo, no le gustaba. Muchos años he estado de acuerdo con él. Ahora, a partir de hacer esta maqueta con mis propias manos (nunca pensé que pudiera costar tantísimo trabajo) y de ver tantas fotos y vídeos he de decir que ha empezado a gustarme. No diré que es bonito pero sí atractivo. Me alegro de haberlo llevado en mi carpeta (que aún conservo, por cierto).
Forza Ferrari
Ha muerto Derek Gardner, "padre" del Tyrrell P34, el 7 de enero, a los 79 años de edad.F399 escribió:Derek Gardner, el diseñador de Tyrrell, apareció nada menos que con esto, algo que no se había intentando jamás.
Descanse en paz.
http://autosport.aeiou.pt/gen.pl?p=stor ... ries/93060
Renault RS11 1979
Casi al tiempo que se producía la gran novedad de los coches ala se gestaba otra que cambiaría la F1 durante varios años: los motores turbo. Fue el otro gran salto o avance radical de aquellos años (y posiblemente el último realmente significativo en la historia de este deporte: justo a causa de la potencia increíble que alcanzaron los turbos comenzó la época de los recortes).
Renault estaba desarrollando un motor turbo básicamente para Le Mans pero en paralelo, y un poco en segundo plano, desarrolló también uno de 1,5 litros para F1. La marca francesa se presentó de nuevo en los grandes premios en 1977 con el RS01 que pronto se ganó el apelativo de “tetera amarilla” por las grandes y frecuentes humaredas que provocaba al romper su novedoso motor. Con paciencia y sin dejarse amilanar los franceses siguieron a lo suyo y en el año 79 presentaron el RS10 ya con efecto suelo incorporado al chasis y con motor de doble turbo.
Un inciso aquí para comentar la cuestión del nombre de este coche. En realidad este modelo se conoce como RS10, que fue el siguiente distinto al anterior de la marca, el RS01, pero curiosamente, y de forma parecida a como hacía Tyrrell, nombraron cada uno de los tres chasis individuales que se fabricaron de este mismo modelo como RS10, RS11 y RS12.
El que estaba llamado a hacer historia fue este Renault RS11 que está en mi colección, el conducido por Jean-Pierre Jabouille en el GP de Francia del 79 que logró la primera victoria de un coche con turbo y primera de Renault en el campeonato de F1. Fue una pequeña recompensa para Jabouille que tras tantos años desarrollando el turbo para Renault no pudo recoger lo sembrado con un título (ni Renault). Al final fue el francés el que ganó ese histórico gran premio en Francia con un coche francés con motor y neumáticos franceses (Michelin).
Justo igual que setenta y tres años antes Renault, montando neumáticos Michelin, ganó el primer Gran Premio de la historia, el organizado por el Automobile Club de Francia cerca de Le Mans en 1906. Sólo que aquella vez el piloto fue el húngaro Ferenc Szisz.
Casi al tiempo que se producía la gran novedad de los coches ala se gestaba otra que cambiaría la F1 durante varios años: los motores turbo. Fue el otro gran salto o avance radical de aquellos años (y posiblemente el último realmente significativo en la historia de este deporte: justo a causa de la potencia increíble que alcanzaron los turbos comenzó la época de los recortes).
Renault estaba desarrollando un motor turbo básicamente para Le Mans pero en paralelo, y un poco en segundo plano, desarrolló también uno de 1,5 litros para F1. La marca francesa se presentó de nuevo en los grandes premios en 1977 con el RS01 que pronto se ganó el apelativo de “tetera amarilla” por las grandes y frecuentes humaredas que provocaba al romper su novedoso motor. Con paciencia y sin dejarse amilanar los franceses siguieron a lo suyo y en el año 79 presentaron el RS10 ya con efecto suelo incorporado al chasis y con motor de doble turbo.
Un inciso aquí para comentar la cuestión del nombre de este coche. En realidad este modelo se conoce como RS10, que fue el siguiente distinto al anterior de la marca, el RS01, pero curiosamente, y de forma parecida a como hacía Tyrrell, nombraron cada uno de los tres chasis individuales que se fabricaron de este mismo modelo como RS10, RS11 y RS12.
El que estaba llamado a hacer historia fue este Renault RS11 que está en mi colección, el conducido por Jean-Pierre Jabouille en el GP de Francia del 79 que logró la primera victoria de un coche con turbo y primera de Renault en el campeonato de F1. Fue una pequeña recompensa para Jabouille que tras tantos años desarrollando el turbo para Renault no pudo recoger lo sembrado con un título (ni Renault). Al final fue el francés el que ganó ese histórico gran premio en Francia con un coche francés con motor y neumáticos franceses (Michelin).
Justo igual que setenta y tres años antes Renault, montando neumáticos Michelin, ganó el primer Gran Premio de la historia, el organizado por el Automobile Club de Francia cerca de Le Mans en 1906. Sólo que aquella vez el piloto fue el húngaro Ferenc Szisz.
Forza Ferrari
Ferrari 126 C2 1982
Me costó mucho decidirme a comprar este coche. No por su importancia, que conocía de sobra, sino porque era carísimo. Era una edición limitada que incluía una pequeña reproducción del casco de Gilles Villeneuve y que además estaba a la venta en una tienda en Venecia. Estaba en mi luna de miel y cada vez que pasábamos en nuestros callejeos por la ciudad por delante de aquel escaparate en una tienda pequeñísima me asaltaban los impulsos de entrar y comprar el dichoso cochecico. Entonces miraba el precio y pensaba que era más razonable esperar a ocasión más propicia, a una versión menos cara. Por supuesto al final entré a comprarlo.
El Ferrari 126 C2 estaba destinado a devolver el título de pilotos a Ferrari, a ser el coche con el que finalmente se coronaría el piloto más amado por Enzo Ferrari y los tifosi desde Nuvolari (al que el grande vecchio comparaba) el legendario Villeneuve. El que iba a ser un año mágico se convirtió en un año de pesadilla, quizá el peor en la historia de la Scuderia junto a 1958.
Gilles Villeneuve impactó a los aficionados a la F1 desde el principio. Su estilo de conducción espectacular y temerario cautivó a todo el mundo. De alguna forma es el piloto de carreras puro, sin miedos, siempre a tumba abierta, sin especular, siempre al límite. Sólo logró seis victorias en su corta carrera pero aún así se convirtió en una de las mayores leyendas de este deporte.
Tras apoyar a Scheckter en el 79 para que éste lograra el título, parecía que al fin su turno había llegado en el 82. El Ferrari 126 C2 era un refinado diseño con una aerodinámica muy trabajada (muy inglesa: Harvey Postlethwaite estaba al mando) y con un motor turbo potente y fiable que rápidamente dejó claro que era el mejor coche del año. También fue el primer Ferrari en usar materiales compuestos en su monocasco.
En Ímola el doblete era de Ferrari y, según un acuerdo previo, la victoria era para Villeneuve. A pocas vueltas del final en la pizarra marcaron el “slow” que significaba que esas eran las posiciones hasta la bandera a cuadros: Villeneuve primero y Pironi segundo. Pero el francés adelantó al canadiense en varias ocasiones. Villeneueve dio por supuesto que se trataba de dar espectáculo para los tifosi así que se vio sorprendido cuando en la última vuelta Pironi se puso en cabeza tras Acque Minerali e impidió la victoria de su compañero. Villeneuve se sintió traicionado por el que consideraba su amigo. En la siguiente carrera, en el circuito belga de Zolder, se mató durante los entrenamientos cuando salió a hacer una tanda más para superar a su odiado Pironi. La F1 perdía a uno de sus más genuinos representantes.
Pero no acabaron ahí las desgracias para la Scuderia. Poco después, en el GP de Alemania Pironi chocaba con violencia contra la parte trasera del Renault de Prost partiéndose ambas piernas y diciendo adiós a su carrera de F1, el título tampoco sería para Pironi. Tambay, el sustituto de Villeneuve ganó aquella carrera, como muestra de la competitividad del 126 C2, pero tampoco podría alzarse con el título de pilotos: empezó a tener problemas de espalda perdiéndose varias carreras. Como consuelo menor quedó el título de constructores en un año negro que vio coronarse a Keke Rosberg con Williams y una sola victoria.
Este coche, o bueno, cualquier Ferrari con el número 27 en su carrocería siempre recordará a Villeneuve. No podía faltar en mi colección.
Me costó mucho decidirme a comprar este coche. No por su importancia, que conocía de sobra, sino porque era carísimo. Era una edición limitada que incluía una pequeña reproducción del casco de Gilles Villeneuve y que además estaba a la venta en una tienda en Venecia. Estaba en mi luna de miel y cada vez que pasábamos en nuestros callejeos por la ciudad por delante de aquel escaparate en una tienda pequeñísima me asaltaban los impulsos de entrar y comprar el dichoso cochecico. Entonces miraba el precio y pensaba que era más razonable esperar a ocasión más propicia, a una versión menos cara. Por supuesto al final entré a comprarlo.
El Ferrari 126 C2 estaba destinado a devolver el título de pilotos a Ferrari, a ser el coche con el que finalmente se coronaría el piloto más amado por Enzo Ferrari y los tifosi desde Nuvolari (al que el grande vecchio comparaba) el legendario Villeneuve. El que iba a ser un año mágico se convirtió en un año de pesadilla, quizá el peor en la historia de la Scuderia junto a 1958.
Gilles Villeneuve impactó a los aficionados a la F1 desde el principio. Su estilo de conducción espectacular y temerario cautivó a todo el mundo. De alguna forma es el piloto de carreras puro, sin miedos, siempre a tumba abierta, sin especular, siempre al límite. Sólo logró seis victorias en su corta carrera pero aún así se convirtió en una de las mayores leyendas de este deporte.
Tras apoyar a Scheckter en el 79 para que éste lograra el título, parecía que al fin su turno había llegado en el 82. El Ferrari 126 C2 era un refinado diseño con una aerodinámica muy trabajada (muy inglesa: Harvey Postlethwaite estaba al mando) y con un motor turbo potente y fiable que rápidamente dejó claro que era el mejor coche del año. También fue el primer Ferrari en usar materiales compuestos en su monocasco.
En Ímola el doblete era de Ferrari y, según un acuerdo previo, la victoria era para Villeneuve. A pocas vueltas del final en la pizarra marcaron el “slow” que significaba que esas eran las posiciones hasta la bandera a cuadros: Villeneuve primero y Pironi segundo. Pero el francés adelantó al canadiense en varias ocasiones. Villeneueve dio por supuesto que se trataba de dar espectáculo para los tifosi así que se vio sorprendido cuando en la última vuelta Pironi se puso en cabeza tras Acque Minerali e impidió la victoria de su compañero. Villeneuve se sintió traicionado por el que consideraba su amigo. En la siguiente carrera, en el circuito belga de Zolder, se mató durante los entrenamientos cuando salió a hacer una tanda más para superar a su odiado Pironi. La F1 perdía a uno de sus más genuinos representantes.
Pero no acabaron ahí las desgracias para la Scuderia. Poco después, en el GP de Alemania Pironi chocaba con violencia contra la parte trasera del Renault de Prost partiéndose ambas piernas y diciendo adiós a su carrera de F1, el título tampoco sería para Pironi. Tambay, el sustituto de Villeneuve ganó aquella carrera, como muestra de la competitividad del 126 C2, pero tampoco podría alzarse con el título de pilotos: empezó a tener problemas de espalda perdiéndose varias carreras. Como consuelo menor quedó el título de constructores en un año negro que vio coronarse a Keke Rosberg con Williams y una sola victoria.
Este coche, o bueno, cualquier Ferrari con el número 27 en su carrocería siempre recordará a Villeneuve. No podía faltar en mi colección.
Forza Ferrari
Ferrari 126 C3 1983
Este coche lo tengo en mi colección porque significó otro título de constructores para Ferrari, el segundo consecutivo pero, como la temporada anterior, sin título de pilotos.
En realidad en este título tuvo mucho que ver el 126 C2B que fue con el que Patrick Tambay y René Arnoux hicieron algo más de media temporada. El 126 C2B era básicamente el C2 sin faldillas (prohibidas desde aquel año) y con pocos retoques más. Siguió siendo competitivo y se anotó dos victorias y otros cuatro podios.
Para el 126 C3 se revisó totalmente la aerodinámica. También fue un buen coche que se anotó otras dos victorias y otros cuatro podios. Sin embargo las tres victorias de Arnoux no fueron suficientes para inquietar a Piquet que se hizo con su segundo título con Brabham.
Este coche lo tengo en mi colección porque significó otro título de constructores para Ferrari, el segundo consecutivo pero, como la temporada anterior, sin título de pilotos.
En realidad en este título tuvo mucho que ver el 126 C2B que fue con el que Patrick Tambay y René Arnoux hicieron algo más de media temporada. El 126 C2B era básicamente el C2 sin faldillas (prohibidas desde aquel año) y con pocos retoques más. Siguió siendo competitivo y se anotó dos victorias y otros cuatro podios.
Para el 126 C3 se revisó totalmente la aerodinámica. También fue un buen coche que se anotó otras dos victorias y otros cuatro podios. Sin embargo las tres victorias de Arnoux no fueron suficientes para inquietar a Piquet que se hizo con su segundo título con Brabham.
Forza Ferrari