"DEDICADO A MI QUERIDO WELLMASTER" (bis)
Estas carreras que hay quienes suponen “sólo para hombres” son imposibles de simular sin el mundo de las influencias femeninas
. Cada vez que entráis en juego tras un volante a por la victoria
, las mujeres participamos también en el corazón y los sentimientos. Sí, lo sé, vuestras vidas ponen por encima de cualquier pasión humana la aventura por el deporte: trabajo, amores, aficiones y demás locuras se subyugan a una existencia marcada por el crono de vuestras peleas, victorias o sinsabores en las carreras GePeLeras. Hay quien dice incluso: “Agenda de piloto demasiado llena ya. Estoy llegando a ese punto en el que la gente te empieza a mirar con cara rara segun q comentarios sueltas
”
Dido, te voy a contar una historia que no es bien, bien un cuento, pues con ella quisiera yo revelarte la táctica de una indomable inteligencia FRÍA. Nos trasladamos a otra época. Empecemos a pensar al revés: abre los límites de tu imaginación re-creativa (¡Viva el poeta!) porque… una, dos y tres… ¡ZAS!, en Rudolf Caracciola te he convertido para correr.
Supongo que no te disgustará, ¿verdad?
¿Qué días es hoy? (bueno, lo era, recuérdalo) 16 de junio. El año lo hemos variado un poquito de nada
: estamos en 1935. El
Infierno Verde vuelve a nosotros otra vez. Ya sabes lo que pasó, ¿no?
Mis manos apenas sí pueden sostener el cronómetro por el telerín que me ha entrado con el frío y ponen aliento cálido en este día gélido para que logres tu victoria más bonita
. Cientos… no, miles de espectadores y fans se agolpan llenando a rebosar cualquier espacio que circunde la pista. Juan Luís, madre mía, cómo está… ¡Está que se sale!
Hoy, no hay duda, querrá lucirse y hacerlo mejor que nunca. Han venido desde todas partes, Dido, en trenes especiales, camiones, motocicletas, tractores… No te extrañe ver, pues, al Raimon Ferrán que no se quiere perder tu espectáculo. Dudo que se haya traído a la Lourdes, pobrecita, en su estado, con esa tripita… ¡menudo viaje!
La enfermedad de las carreras inquieta pronto a esa jauría incontenible que ya ha olvidado el frío, la humedad plomiza y ese cielo amenazador que se cierne sobre Silverstone. Tranquilo, mi pilotillo, ya sabes que en el GPL nunca llueve: como máximo asfalto deslizante; no hay texturas para lluvia.
El ambiente se electriza: la carrera está en pleno curso y ninguno de los favoritos va a la cabeza. Tito Ogle había hecho una salida perfecta desde las primeras posiciones de parrilla.
(“¿tendrá comprado al Juan Luís?”- me pregunto yo
al verlo arrancar tan a la par de la bandera. Completa sincronización). Ni el temerario Jorgito Nieva
, ni el sorprendente Pilotillo que hasta ahora se lleva el dominio
, tampoco Katana
, ni el viejo maestro Cosworth
. Ni siquiera “el alieninha”
. En cabeza va un pilotillo que quiere tomarle las riendas. ¿Será mi Julianico???
Conduce como si hubiera aprendido el abecé de las carreras y el qui-quae-quod de las pistas desde que nació, deslizándose por las curvas de tal modo que observarlo sentimos verdadero espanto: “Ande vas, Julián, que te vas a mataaarrr”
. Yo, que no entiendo de estas cosas, no tengo una opinión clara: aún no sé si es CONSISTENCIA o una inconsciencia ilimitada
. Arrojo, gallardía y portentoso talento natural va dejando el ferrarista cual una estela plata sobre la pista que avanza. Nadie hubiera apostado por él hoy. Hasta su compañero Memo, empapado de sudor, se echa la mano a la cabeza.
Quedan apenas 4 vueltas y Julián sigue en cabeza. Recuerda, querido Wellmaster, lo que nos dice el weno del amigo Franky. “RECOMIENDO SOSIEGO Y CALMA Y BOOOOMSHAAA para todos!!!”
Pero yo ya me estoy poniendo de los nervios
. ¡Ya es hora sobrada de que me intentes el asalto! Dido, que a 300 metros estás y… ¡nada!, que no te me mueves
. Así que yo doy un salto y, al vuelo, te me planto delante como un poste de señales. Tengo que darte indicaciones, agitar mi banderín… (tranki, Juan Luís, que yo sólo me encargo de lo mío, chico
).
-“¡Más rápido! ¡Más aún! Correeeeee Didooooooo…” – te ordeno.
Pero tú ni caso, como si llevaras filtros en los oídos. A lo tuyo: prosigues tu marcha y, después de la carrera, me lo reprocho con insistencia por haber dudado de ti
, de la bondad, la astucia de tu táctica y…de todas esas cosas bonitas que tú sabes hacer bien
.
Pasa que te estás planteando esta cacería implacable de un modo muy diverso al acostumbrado. Mi pilotillo Julián está corriendo como un rayo, gana espacio con temeridad, avanza casi cuadrando ángulos rectos. ¡Potente Ferrari, sí señor! Tremendo motor. Y, sin embargo, ¿quién no diría que, en lugar de su coche, bien pareciera el susodicho montado sobre una motocicleta?
Ni por asomo le estorban los doblados: por cualquier recodo se sale del encintado de la pista dejando fuera una trasera. Pero no tengáis miedo que no amenaza vuelco, no
. ¡Anda que no se lo tiene estudiado el tío!
(perdón por ese vulgar apelativo tan impropio de una dama como yo
).
-“¡Caray! –piensas para tus adentros- ¡este pilotillo sabe muy bien lo que se trae entre manos! Pues te estoy espiando, que lo sepas, muchachito… Punto a punto observando.
¡Uf!, no te digo nada lo que te espera, Dido. Este estudio del contrario, al mismo tiempo que debes pensar en el tuyo y poder seguir tu marcha luchando contra la calzada, es algo que desquicia los nervios más templados. No dejo de darte aliento. Se trata de que no quites ojo ni un instante a tu temerario contrincante. Hurga en su manera de conducir: dónde quita gas, dónde frena, cómo cambia y dónde y cuándo acelera.
Tu capacidad de concentración esta al rojo vivo: tiembla la aguja de las revoluciones neuronales hasta alcanzar cotas inhumanas. Me tienes absorta.
Vuelta a vuelta sin perder el hilo y, mucho menos, una décima.
Una de las últimas vueltas para el final de la carrera. Te conoces ya al dedillo cada detalle, hasta el más mínimo, de ese espectacular arte del que hace gala ostentosa el orgulloso ferrarista. El público le aclama enloquecido, pero tú no pierdes los estribos por más que te estén silbando los oídos y quemando la rabia por dentro. (¡Cuidadín!, el GPL… ya sabes… como el buen vino). Julianico muestra una sonrisa confiada bajo la costra de hollín y polvo que ensombrece esa faz endemoniada. Incluso se permite el lujo de dominar con una mano el volante y, con la otra, ir saludando al público que ya escapa de sus asientos para ir a recibirle con el laurel de la victoria.
-“Espera un poco, espera… MU-CHA-CHO-TE. Las uvas están más altas de lo que tú te crees. ¡Ahora viene cuando te lanzo mi anzuelo y te pillo con menudo bajonazo!” (masculla el demonio por dentro
¿Pero qué dices, Dido??? ¿Qué córcholis de bajonazo con el repaso que te está dando??? Si te ha dominado toda la carrera…
Y es que resulta que, mientras yo me estaba estirando de los pelos cual una marujita histérica en el box porque no veo acierto y no logro comprender por qué puñetas no acatas la orden de mi banderín encarnado: “¡Fuego a bordo! ¡A todo vapor!”, tú has hecho un gran descubrimiento, tanto, que ni 100 caballos adicionales podrían mejorarlo.
¡Allí tendrías que haberme visto a mí! Nada más y nada menos que has pillado su punto flaco: en todo el circuito sólo hay un punto donde tu contrincante es vulnerable y comete el fallo.
Al tal Aquiles –“el de los pies ligeros”- le van a dar por el talón… Y sólo en ese lugar es posible pillarle a sabiendas de que le vas a ganar.
La oportunidad te espera a la vuelta de la esquina: frío y distante, concentrado en el temple de esa argucia maquinada que esconde tu rostro hierático y tu cuerpo convertido en instrumento del pensamiento, te lanzas hacia la última sacudida corrigiendo la falta del pobre pilotillo rojo que poco se lo esperaba. Oye de pronto rugir un motor desbocado, furioso, a galope y sin bridas. Oye que alguien aprieta gas a fondo y vuela sobre su cabeza.
¡Ahí estás tú, muchacho! Menuda estratagema… A escasos metros de la meta le has echado un guante ante el cual no ha sabido reaccionar. Demasiado tarde para todo ya.
MORALEJA: Más sabe el viejo zorro por astuto que por temerario arrojo.
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Allí donde el amor se alía con el bello arte de conducir, que se despidan los demás de ganar.
Con todo mi cariño,
PD(1): Una vez más, gracias a esa fuente inagotable de buenos consejos e inspiración que de resultas ha dado este escandaloso PLAGIO al Sr. Neubauer. Perdón.
PD(2): Confío en que mi pilotillo ferrarista no se tome esto como una pérfida traición por mi parte. Sabe que yo soy fiel y no falto en la fidelidad debida al amigo.
Mucho ojito, mucho ojito... ESTO NO FORMA PARTE DE UN PREVIO!!!! 
:jiji::jiji::jiji:
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