Black Jack escribió:
Los buenos tifossi somos de secano y estamos acostumbrados a años y años de sequía de títulos... ¿aguantaréis los mclateros?
Perfectamente acostumbrados, semos nosotros los que pasamos a pan y agua entre 1999 y 2007
A ver cómo juzgaríais esto que os transcribo porque no me funciona el escaner en casa.
Hablamos del mes de mayo de 2004. En el nº 63 de la revista F1
RACING apareció publicada una carta (
) de una tal Raquel Antón, que jamás en su vida se hubiera atrevido a semejante cosa si no fuera por... (la historia da para un cuento con más de mil páginas, Mach
)
¡Volvamos al trabajo!
Desconcertados y decepcionados. Incomprensible lo que está pasando con un coche como el MP4-19. Creo que no se trata sólo de una percepción mía: los seguidores de McLaren debemos de sentirnos más o menos igual.
El entusiasmo por el despertar de un coche, que nos parecía una simbiosis perfecta entre belleza y rendimiento esperado, se va enturbiando con el mismo humo áspero con que vemos bloquear y romper motores desde que arrancó el mundial.
Al coche le falta potencia y fiabilidad. Los pilotos deben ingeniárselas para hacerlo virar con efectividad… ¡¿Un McLaren despendolado?! Ha nacido incompleto: se queda corto en agarre aerodinámico y mecánico. Con problemas persistentes que, parece, se “tapaban” u ocultaban al principio, quizás por la ansiedad de verlo correr antes y alcanzar el imaginario podio de “adelantarse” a los nuevos prototipos de sus rivales.
Extraño en un equipo como McLaren: concienzudo, pertinaz en la perfección y el éxito, seguro antes de lanzar campanas al vuelo. Pero las grietas aparecieron para nuestra sorpresa desde el primer GP, y se suceden sin descanso ante nuestras miradas atónitas. Y no me refiero unívocamente a las grietas que causan en el bloque excesiva porosidad y mal calibrada flexibilidad…
Uno diría que las ilusiones y esperanzas se cumplen sólo en el simulador: el software da vía libre a la inventiva del rendimiento. Mientras, nuestros coches tan sólo demuestran poca resistencia. Efectivamente, los componentes generadores de calor (y la adrenalina que concentramos quienes sólo tenemos un monitor-visor: la TV) se están dispersando: esperamos cada GP invirtiendo puntos de mira. La esperanza y alegría por un podio “se dispersa” hacia la inquietud por que el motor aguante y el coche llegue a la meta. La transmisión se vuelca en el ánimo y confianza que debemos depositar en nuestros pilotos para que hagan lo que puedan “en los malos tiempos” en los que están corriendo.
¿Y el escape?
Raquel Antón Albisu. Sitges (Barcelona)
PD: Si no me diera vergüenza
os contaría TODO lo que hay detrás de esa carta...
Ni me lo creo que escribiera yo todo eso...